¿Dónde has entrado?

Acabas de entrar a un extraño mundo, donde el discernimiento humano escribe con una extraña pluma. Mi teclado es rodeado por mi locura en un extraño halo que no puedo alcanzar a definir y cuando se mezcla con algunos profundos sentimientos... da este blog como resultado.

domingo, 25 de febrero de 2007

Mis voladores sintagmas


De un tiempo a esta parte las palabras volaron de mi blog. No querían posarse en él. En alguna ocasión llegué a sentarme delante de mi ordenador, queriendo sacar muchas cosas que llevo, que quiero contar al mundo, que quiero dejar en un pequeño rincón de la red. Pero había algo que no me dejaba. Apenas había escrito una frase, la borraba, no tenía para mí sentido escribir lo que estaba escribiendo.

Es una extraña sensación, este blog ha acabado siendo en mi mente una especie de diario encriptado, una especie de miguitas de pan que tienen que seguir todos aquellos Hansel y Gretel que quieran conocer mi interior o mejor dicho, la parte más misteriosa y profunda de mis entrañas sentimentales.
El problema llegó cuando me dí cuenta que nadie abría esas pistas, que incluso gente que siento muy cerca despreciaba este espacio tan mío.

Pero ahora todo va a cambiar, ya no voy a empezar a contar desde el cero hacia delante. Ahora voy a contar desde el infinito hacia atrás, rellenando cada uno de los espacios de la recta de los reales. Ha llegado la hora de escribir esto para esas personas anónimas que de vez en cuando entran, para esos pocos conocidos que han osado abrir las pistas paranoicas de mi existencia, para todos aquellos a los que nunca les gustarán mis letras, para todos aquellos que nunca se introducirán en las aguas tibias y profundas de mi blog, de mis letras, de mi propia existencia.

A veces se puede disfrutar el silencio como si se tratara de la mejor de las canciones.

lunes, 12 de febrero de 2007

Divagando historias


Podría empezar a divagar sobre cosas de mi vida, podría... pero no. Hoy no lanzaré mis lágrimas con forma de letra al barco cibernético de mi blog que surca los océanos de Internet. Hoy no y hay muchas cosas que me aturden como para hacerlo. ¿Y entonces sobre qué voy a hablar? Sobre nada en especial. Divagaciones hipnóticas como siempre, acompañadas de palabras que hoy salen de mi cabeza.

Érase una vez la triste historia de un triste escritor que no era yo, sino un ser imaginado por mí que susurraba lentamente a los troncos de los árboles contándoles sus mil y una desdichas. Vivía acompañado por una corte de criados malcriados por una libertad y libertinaje que sólo nuestro romántico autor concedía. Su fino bigote nunca sonreía y su mente siempre andaba en un mundo de mujeres ideales, sentimientos que deseadamente imaginados su imaginación proporcionaba, bosques oscuros de intenso ramaje poblados por un y mil seres fantásticos sólo en su mente de intenso poeta. Murió, joven, como todos los escritores en aquella época. Pero él no escribió sutiles cartas explicando los motivos de su suicidio, él nunca reconoció abiertamente sus delirios sentimentales de versos ocultos en sucios cajones. Quemó toda su obra, toda menos un verso que fue encontrado en lo más profundo de su extensa bodega: "sólo un sentimiento evocado puede ser puro cual dos mariposas alzando su vuelo".

Érase una vez la melancólica historia de aquella bella joven, aún joven hoy día, sentada en aquella playa de arena fina y amarilla que cosquillea los torsos desnudos y las caras tan pálidas. Era un día de marzo. La playa desierta. Ella allí sentada. Las olas y el viento jugueteaban. Su mirada observaba el azul del cielo con ese doloroso sentir por las cosas que pasaban convirtiéndose en un sin vivir. Pensaba en cómo su tranquila vida de estudiante se tambaleaba por momentos. El amor, los estudios, los amigos, el dinero... Todo se convertía en una preocupación. Y a veces soplidos muy ténues del señor Don Destino tiran jarrones de porcelana por un precipicio. Cambios pequeños de nada revestidos caminaban por sus pensamientos con libre albedrío. Mañana o pasado esa tristeza se iría, se olvidaría entre todas las cosas de toda una vida. Pero cualquier día volvería. Siempre volvía pero ella con ello vivía.

miércoles, 7 de febrero de 2007

Necesidades, recuerdos, nadas y pensamientos

Necesito que me abracen, que me den besos que me hagan saber que soy querido. Para que mi mente pueda mantenerse distraida de las cosas duras de esta vida. Pero hay necesidades que no son tan fáciles de cubrir y, sin embargo, sin ellas puedes vivir. Puedo vivir sin esos besos, sin esos abrazos... No es tan difícil hacerlo, pero mi añoranza de ellos se clava y se clavará muy adentro como una cruel espina que llevo muy dentro desde hace tanto tiempo...

En el pasado se cometen errores que siempre recuerdas a pesar de que, a veces con el tiempo, se llegan a convertir en sucias pesadillas infantiles de un pasado muy remoto. Pero cada vez que rememoras esos angustiosos episodios del pasado vuelves a sentir ese doloroso sentimiento que te apesadumbra desde un día que se perdió entre la niebla de los mil y un momentos vividos desde entonces. Ni el tiempo ni la distancia consiguen formatear el disco duro del corazón.

Hoy mis problemas los siento pequeños, muy pequeños comparados con otras épocas de mi existencia. Pero siguen habiendo. Antes me preocupaban cosas importantes, hoy sólo me preocupan tonterías, sólo me preocupa una nada desconcertante y austera que posa su invisible manta causando una tristeza que no alcanzo a entender, que no alcanzo a ver porqué tiene que venir a buscarme incluso cuando no hay razón para ello. Pero esa nada a veces pasea, por habitaciones tristes y oscuras... con una lluvia que parpadea fuera haciéndolo todo gris, incluso haciendo que mis pensamientos se tornen grises sin que haya algo lógico para ello. Pero es precisamente esa ausencia de todo la que provoca en mi esa nada.

A veces pienso que pienso demasiado y que a la vez mi pensamiento no alcanza los pensamientos de esos otros seres pensantes que también piensan. Quizá estas borracheras de divagaciones sobre cosas que no entiendo están afectando al hígado de mi cerebro. Pero necesito pensar: "Pienso, luego existo"(Descartes)

martes, 6 de febrero de 2007

Pinceladas de cartón piedra


Un día, hace ya algún tiempo, soñaba que vivía en otra ciudad distinta de la mía. Ya no es un sueño. Pero lo que ocurre es que algunos sueños se hacen realidad y otros no. Y lo que antes era un sueño se puede convertir en pesadilla. No digo que mi nueva ciudad sea una pesadilla, no lo es, pero tampoco es una ciudad de ensueño donde la gente ande bailando, donde la gente hable cantando... Esas ciudades no existen más que en las películas.

Me viene ahora mismo a la mente una escena de una película: "Mi vida sin mí" de Isabel Coixet. En la escena que intento evocar la protagonista entra a un supermercado y de repente empieza a imaginar que todo el mundo baila al son de "Senza fine" de Gino Paoli. Y aunque eso sólo está en la imaginación de la protagonista yo pude ver a esa gente comprar bailando aunque en un medio de mentiras piadosas fuese, que eso es lo que es el cine en última instancia.

Pero quizá no es un sueño lo que se convirtió en realidad, quizá fue un objetivo de mi vida lo que se hizo real.

Objetivos y sueños... Para muchas personas la diferencia está muy clara entre ambos conceptos. Otros, sin embargo, sentimos una finísima cortina entre ambas palabras y no llegamos a diferenciarlas con la suficiente claridad.

Me gustaría coger un pincel, y con suaves pinceladas de color azul marino escribir con letras grandes que mi mayor sueño es un objetivo sin el cual no puedo continuar mi camino. Pero sería amargante, yo creo, porque me llevaría a una paradoja paralizante.

Inconformista seré siempre pero quizá deba conformarme con sueños imposibles y objetivos alcanzables.

viernes, 2 de febrero de 2007

Medio lleno y medio vacío


Hoy es uno de esos días extrañamente extraños... uno de esos días en que te quedas mirando largo rato hacia el infinito en una suave seminconsciencia, uno de esos días en que puedes pasar de la más profunda tristeza a la más sonora carcajada, uno de esos días en que en un momento determinado eres la persona de más autoestima del mundo y al siguiente te tiras cien mil piedras sobre tu propio tejado.

Seguramente sea hoy un día en el que mi cerebro este haciendo raras mezclas a escala microscópica que se traducen en esta extrañeza macroscópica. No lo sé. La mente y sus intrincados misterios...

La vida es como una moneda, si no hubiera una cara mala no podría haber otra cara buena. A veces vemos sólo una de las dos caras pero yo, hoy, veo el canto de la moneda y ésta se inclina un poco por momentos hacia uno u otro lado.

Son esas épocas de transición en las que ves el futuro incierto y claro. Sabes lo que quieres hacer con tu vida pero no sabes cual de esas opciones que barajas quieres escoger. Sabes que con una quizá seas más feliz aunque implique más esfuerzo y sabes que la otra te dará felicidad ahora y después el devenir de la existencia te planteará más opciones. En parte, ninguna opción es mala, pero una es mejor que otra y no sabes cual y esa indecisión plantea dudas y las dudas aportan un poquitín de tristeza y la tristeza oscurece un tanto la realidad. Pero hoy sólo la oscurece hasta cierto punto. Quizá he conseguido combinar las dos opciones o quizá lo que me pasa es que vuelvo a confiar en el género humano aunque no sin ciertas reticencias.

Mañana será otro día, quizá mejor, quizá peor, quizá igual que éste... Nunca se sabe y eso en parte da tanto emoción como agobio existencial.

El vaso hoy está medio lleno pero también medio vacío, tengo muchísimas cosas pero también soy consciente de que me faltan otras tantas.