¿Dónde has entrado?

Acabas de entrar a un extraño mundo, donde el discernimiento humano escribe con una extraña pluma. Mi teclado es rodeado por mi locura en un extraño halo que no puedo alcanzar a definir y cuando se mezcla con algunos profundos sentimientos... da este blog como resultado.

miércoles, 24 de octubre de 2007

Cansancio


Mis párpados bajan cubriendo mi globo ocular porque hoy sólo quiero descansar. Pesadas piedras sobre una espalda que creo que no puede soportar horas y horas de deber casi sin parar.

Quiero desaparecer. Tan simple como ese es mi deseo. Mi cuerpo se resiente. También lo hace la mente. Horas y horas de deber que nunca lograré entender cómo las soportaré.

Monótonas clases llenitas de sillas. Papel hay delante en blanco esperando ser rellanado. Deja no. Monotonía, quizás. Porque la vida repite patrones con años, con días, semanas y meses. Y, aunque poco a poco todo se acelera, el corazón late irregularmente en un intervalo que me mantiene no inerte. En una vida cansada pero vida. ¡Menuda mi suerte! Y no es ironía sino un grito lloroso y afortunado que hace parecer lo que es como si fuera lo contrario.

Extraño mi día, extraña mi mente y yo dispuesto a tirarme con un parapente ahora, tan de repente, a ver si la lluvia de este día me alegra un poquillo, me despeja y me hace olvidar el cansancio de las piedras, las horas, los libros, lo planos...

domingo, 21 de octubre de 2007

Esperaré

Esperaré como esperan las lágrimas a ser derramadas por un amor correspondido, como espera el corazón que lo saquen sin rencor, como espera un caminante el fin del camino, como espera el agua de un río llegar al mar, como espera la esperanza en toda su magnitud.

Contemplaré cada amanecer con esperanza, aunque sea la esperanza de verme muerto al final del día. Y cada noche me acostaré en mi cama, esté donde esté, y pensaré feliz, triste, compungido, enamorado... o dormiré sin haber pensado antes.

Olfatearé, tocaré, saborearé, miraré y escucharé mi mundo que también es tuyo esté como esté. Recorreré mil yardas o quizás me quede todo el día en una habitación con vistas al mar y recorra el mundo con un suave click o con la mirada ténue a un horizonte siempre lejano.

Me vestiré de fiesta cada día, aunque la actuación derive a comedia, tragedia o a la obra más monótona y rutinaria.

Pero esperaré a que todo aquello que no depende de mí un día consiga a base de mucho buscar y de esa diaria espera que llegue a mi día a día, que sí dependa de mí y de otra persona a la que confíe mi alma, mi vida y todo mi ser.

martes, 9 de octubre de 2007

Harto del camino


Nada es tan fácil. Después de subir la cuesta toca bajarla. Qué difícil función matemática es la vida. Con esos puntos máximos y mínimos y también con tantos puntos de inflexión que configuran una montaña rusa de cuesta cada vez más empinada. A veces es tan complicado subir esos terraplenes inmensos cuando ves a tanta gente importante tan lejos, cuando ves tantas cosas cambiadas con respecto a lo que dejé hace unos meses, cuando te cercioras de que un lugar no es el tuyo y sin embargo hay que aguantar porque el lugar al que quieres ir no sabes como sería con la monotonía de los días...

Necesito ya un halo de apoyo, un cambio que me sea brindado por la cuarta dimensión temporal. Pero aquí lo más seguro es que no sea así porque las cuatro dimensiones se condicionan entre sí mismas y por ende me condicionan a mí.

A veces uno sueña con volar, con dar uno y mil cambios radicales... Pero las funciones a trozos no gustan a nadie.

Estoy harto del aire que respiro, de la lejanía, del ignoro, de la ignorancia, el agobio, de los estudios, del dinero, de mí mismo... pero sé que quizá sólo sea la fase A de alguna nueva fase de la vida. Pero las fases es mejor pasarlas en compañía y si es algo de lo que estoy harto de verdad es de la soledad y del camino en sí aunque ambas cosas me encanten a la vez, pero hay determinadas medicinas que hay que tomar en su justa medida.