¿Dónde has entrado?

Acabas de entrar a un extraño mundo, donde el discernimiento humano escribe con una extraña pluma. Mi teclado es rodeado por mi locura en un extraño halo que no puedo alcanzar a definir y cuando se mezcla con algunos profundos sentimientos... da este blog como resultado.

lunes, 24 de septiembre de 2007

Disyuntiva enjaulada


Volver a empezar... Esa sensación de vacío dentro, esa gran mentira que me amenaza, me amenaza con vivir una mentira y todo se convierte suavemente en esa eterna pescadilla que se muerde la cola. Dentro de un año pasará igual, estaré descolocado, de vuelta, en esta gran ciudad, después de un gran verano. Así es el devenir, un gigantesco péndulo que viene y va.

Pero yo elegí estar aquí. Podría haber elegido otra cosa, pero en el fondo de mi corazón sé que es la mejor elección. ¿Pero cuanto buenos momentos habré sacrificado por ello? Espero que no muchos, porque aquí, en esta tierra hostil también soy en gran manera feliz. Pero el principio me descoloca. No sé cómo estarán las cosas que dejé hace tres meses. Ya sé que muchas han cambiado, muchas que aparentemente no repercuten en mí, pero sé que las consecuencias de todo son ciertamente inciertas.

Lo que me preocupa más bien es mi propio yo que aquí sigue enjaulado, atado con cadenas. Aquí no soy enteramente yo, no saco algunas cosas que tanto me definen. Pero ahora mismo tengo la llave y esa llave me crea la disyuntiva: ¿abro la jaula o la dejo cerrada?

viernes, 14 de septiembre de 2007

Ajedrez vital


Vuela, vuela mariposita. Revive, vuelve a nacer, aprende a contemplar otros mundos diferentes pues después saldrás beneficiada. Pero nunca olvides tus mundos primitivos ni tu nido.

Hay viajes que uno empieza solo, muy solo. Descolocado, deseando desesperadamente huir, cambiar de aires. Abrir un par de ventanas en tu vida. Pero lo importante no es como uno empieza, sino como acaba.

Recuerdos me bombardean continuamente, de una realidad pasada, con cosas buenas y también malas, pero no cambiaría nada. Nada. Pues cada uno de los tropiezos, de las caídas, me han enseñado a levantarme, a ansiar algo que sabía que estaba ahí fuera, que existía, pues en parte lo llevo dentro de mí. Sólo hay que aprender a mover las piezas del ajedrez de la vida.

Cada vez veo más claro mi futuro, aunque en realidad nada se sepa, pero ahora ya sé en gran parte quien soy y me he enseñado a quererme tal y como soy. Con mi yo oscuro y triste dentro, pero también con otro mucho más feliz y optimista. Mi ejército donde soy a la misma vez peón, caballo, alfil, reina y rey. Pero eso soy yo, ni más ni menos, ni menos ni más, yo soy como el ying y el yang.

domingo, 9 de septiembre de 2007

Polvo blanco


Poco a poco entra en mis ojos un polvo blanquecino que me ciega. Que surgió para apagar lo que no estaba encendido. Y encendió lo que estaba apagado. Y es entonces cuando piensas y te callas porque te ves solo, sin posibilidad alguna de que vengan a rescatarte. Y aunque después los rescatadores aparezcan, lo hacen tarde, muy tarde, cuando mi orgullo, mi serenidad y mis ganas yacen en el suelo rebozándose en ese blanco polvo entre las losas esparcido que ha llenado todas las lejas de mi estantería existencial, y no hay trapo alguno que las limpie.

Hay tablachos que se colocan delante de uno y no dejan que el devenir de la acequia siga transcurriendo con normalidad. Y ese polvo blanco abrió mis ojos, y dejó entrever un candelabro encima de esa acequia de aguas escasas y solidificadas. Y el candelabro servía para quitar luz, mientras que dibujaba en el suelo palabras que no quería oír, palabras que me hacen recordar muchas cosas, o más bien descubrirlas. Y es que el tiempo pasa impertérrito, sin piedad, y hace cambiar muchas situaciones que antaño eran tan diferentes. Pero es normal, y lo sé, y también sé que no pasa nada, que me adaptaré. Pero es que hay cosas que no han cambiado, sigo estando callado porque estoy solo, aunque por lo menos ahora me rescatan de mi soledad. Aunque tarde, muy tarde, cuando el pensamiento ya había explosionado dejando victimas entre mis sentimientos.

domingo, 2 de septiembre de 2007

Silencio


Silencio. No se sabe nada de él. Nadie lo conoce porque nunca habla, nunca se queja... Mudo por dentro y por fuera, mudo por no querer hablar. Pero a veces nos abraza, con cariño, desatando un número indescriptible de sentimientos, sensaciones cuya variedad roza el infinito y que alcanzan desde el más profundo odio, hasta el más profundo amor.

Misterio, mucho misterio rodea al silencio. A la parte de él que reside en mí, pero también a todas aquellas otras partes de él que residen en los demás. A veces amigo, aliado contra muchas absurdas palabras con alas, que aunque después se las lleva el viento, quedan impresas en los oídos con una indeleble tinta traicionera. Otras veces desconocido, enemigo por su ineficacia para comunicarse, comunicarme, aquello que lleva, que llevo, dentro. En otras ocasiones enviado por la soledad, su eterna amante, para tenerla contenta o por el amor, para que las palabras no sigan fastidiándole en su empeño.

Pero yo he oido alguna vez que otra, su sutil susurro, el leve expresarse del silencio, a través del aire, en movimiento, de forma suave, a través de un pausado viento. Es como un silbido, triste, muy triste, porque el silencio ansía compañía, compañía que le hable. Pero, al igual que él no se comunica con nadie, nadie lo hace con él.

sábado, 1 de septiembre de 2007

Fantasmas del pasado

Palabras que afiladas cual cuchillos son lanzadas y se quedan anidando por siempre en el alma. A lo mejor son lanzadas con cierta inocencia, eso no lo sé, pero a mí llegan. Clavándose. Haciendo despertar fantasmas antiguos o creando algunos nuevos de la fugaz nada que precede a la batalla que dentro todos libramos de vez en cuando. Y lo importante no son en realidad esas palabras, sino todo lo que hacen aflorar. Flores con veneno, veneno antiguo, veneno viejo, veneno podrido.

Un pasado cuya sombra se extiende más allá de donde creía, con repercusiones inesperadas, en momentos inesperados, angustiosos. Un pasado que agoniza pero que aún así sigue viviendo. No se puede vivir de las rentas del pasado, pero tampoco se puede sufrir por aquello que ya pasó. Pero pasó tantas veces y tan pocas veces fue cortado de raíz... que repercute. Esas palabras que me hacían salir de la normalidad... para introducirme en un mundo raro de soledad, en el que afortunadamente no me estanqué porque hay demasiadas personas en mi vida que merecen la pena, que me hacen sentir especial pero sólo porque todos en parte lo somos.

Pero aún así hay fantasmas que me roban el Carpe Diem de mis pensamientos para colocarlo momentáneamente lejos de mí. Pero siempre vuelve y espero que no haya día en que se aleje definitivamente de mí.

Fantasmas transparentes, incorpóreos, invisibles que sólo residen en el reino lunar de mi mente cansada de que entre el blanco y el negro haya toda una gama de grises, porque todo se complica. Pero... en parte, mejor.