Volver a empezar... Esa sensación de vacío dentro, esa gran mentira que me amenaza, me amenaza con vivir una mentira y todo se convierte suavemente en esa eterna pescadilla que se muerde la cola. Dentro de un año pasará igual, estaré descolocado, de vuelta, en esta gran ciudad, después de un gran verano. Así es el devenir, un gigantesco péndulo que viene y va.
Pero yo elegí estar aquí. Podría haber elegido otra cosa, pero en el fondo de mi corazón sé que es la mejor elección. ¿Pero cuanto buenos momentos habré sacrificado por ello? Espero que no muchos, porque aquí, en esta tierra hostil también soy en gran manera feliz. Pero el principio me descoloca. No sé cómo estarán las cosas que dejé hace tres meses. Ya sé que muchas han cambiado, muchas que aparentemente no repercuten en mí, pero sé que las consecuencias de todo son ciertamente inciertas.
Lo que me preocupa más bien es mi propio yo que aquí sigue enjaulado, atado con cadenas. Aquí no soy enteramente yo, no saco algunas cosas que tanto me definen. Pero ahora mismo tengo la llave y esa llave me crea la disyuntiva: ¿abro la jaula o la dejo cerrada?