¿Dónde has entrado?

Acabas de entrar a un extraño mundo, donde el discernimiento humano escribe con una extraña pluma. Mi teclado es rodeado por mi locura en un extraño halo que no puedo alcanzar a definir y cuando se mezcla con algunos profundos sentimientos... da este blog como resultado.

miércoles, 21 de noviembre de 2007

Transformando en letras

Tengo sed de palabras que nunca llegarán a ser escritas. Tengo hambre de escribir, de llenar la blanca pantalla. Todo ello para olvidar, para olvidar los pensamientos traidores y perversos que me dicen verdades y mentiras sin que sepamos muy bien discernirlas.

Un día cogí la tinta globulada de mi sangre y comencé a decir algo con sentido o sin él. Simplemente la vía de escape por la que escapé.

Sílabas a sílabas gradué en grados de giro sobre una recta
compungida y formé palabras que todo el mundo conoce pero que junto a otras de su misma raza crean eso que es tan mío y tan vuestro, tan de este lugar. Extraño lo definí hace tiempo... para ocultar con un eufemismo lo raro de mis prosaicos versos.

Vuelan, vuelan mis palabras a lo largo de una red de ordenadores que computan todo aquello que ordenamos como esclavos de una montaña incandescente que es lo humano. Y también convierten mis palabras en lenguajes y otras cosas que no entiendo para darle color hasta al más
tenue viento.

Y cada letra es un poco de mi alma en un tarro de almíbar. Cada letra es estar un poco más cerca de mañana. Cada letra es una proyección de mis ojos hacia esta pantalla.

sábado, 17 de noviembre de 2007

Mi tren

Un paso, dos, tres o infinitos que me llevan a un tren cada cierto tiempo. El tren acelera, coge velocidad y se desplaza, me desplaza. En él mis mundos se sitúan en el limbo del espacio-tiempo. Mi exilio pasa a ser una extraña pesadilla, o quizás sueño, o se reaviva ante la cercanía de la vuelta a lo lejano.

Crecí escuchando ese tren y no lo sabía. En realidad me hice mayor oyéndo todos los que llegaban y se iban. Pero ni lo percibía. Instituciones consuetudinarias por mi cerebro creadas lo impedían. Pero ahora ya percibo pues se me han abierto los oidos.

Sentado leyendo, sentado durmiendo, sentado hablando, sentado pensando, sentado mirado... en el tren que comunica mis mundos, que comunica mi ser con las dos vertientes de existencia que tengo, la que engañado creé y la que sola se creó.


¿Morriña? Sí y no a un tiempo. El exilio te hace descubrir lo que eres y acompasarlo con el ruido deforme de la vida hasta crear nuestra propia melodía vital. Y ese tren es mi vía para volver. Sea a v o sea a m pues siempre uno vuelve a donde ha estado ya aunque a veces nada parezca verdad. Y parece tanto tiempo el que pasó... que no me lo creo. ¡Pero es verdad!

Mi tren. Mío y de tantos otros. Vías y vías recorre, con el suave traqueteo de un regional. Y lo más bonito es que en medio, entre los dos puntos de una recta, está
m más v entre dos que es igual a a y cuando el tren por a pasa nos deja ver el mar antes de meterse en el profundo tunel del cambio radical.

jueves, 15 de noviembre de 2007

Espejito, espejito


Miro mi reflejo en el espejo y me ensordece. Oigo ruido en la calle y enmudezco. Huelo tu perfume y me callo.

Las escaleras bajaban y bajaban con una pendiente que no me esperaba. Y más pronto que tarde en el suelo. ¿Yo? No, sólo mi imaginación.

Veo como se viste la mona de seda y enmudezco otra vez. Se me grapan los labios con seda de China. Y murmuro, avisando a la mona tristeza que no me sonría, que no me convence, que sé lo que esconde. Pero no me entiende pues tengo cosida la boca por nada y por todo.

Triste, no es la palabra pues cierro los oidos para no ver a la mona tristeza acercarse pisando el terrazo de mi alma.

La palabra es más bien cambio. Mi necesidad de cambiar, de llegar a ser algo que no soy. No por nadie, por mí. Pero nunca en el fondo de mi ser, sino en actos y cosas que he de mostrar, que ya llevo dentro pero he de explotar.

Pero nada es tan fácil. No, nada es fácil. Pues el tiempo intersecta con el espacio formando un momento. El instante constante en que vivo. ¿Repercute el pasado? Sin duda. Y yo quiero cambiar el futuro. ¿Para mejor? Por supuesto. Y el avance es demasiado lento.

-Espejito, espejito, ¿podré cambiar un poquito?

-No

¡¡CRACK!!

El espejo está roto, el espejo es traidor, mis sentidos también e incluso los pensamientos que un día pensé.

domingo, 11 de noviembre de 2007

¿Vendrá?


Fuera la quietud inquieta de la noche urbana. Dentro mi habitáculo, mi habitación y yo escuchando el impacto del aire contra el zulo de mis pensamientos avinagrados por el paso del tiempo.

No quiero pensar y pienso. Ya no sé ni en qué.

De vez en cuando bofetadas en forma de verso se estampan en mi cara. Y respondo pero con desgana. Con la desgana del que cede, del que perdona una y mil veces.

Una vez escuché el suave murmullo de las olas al estamparse contra la arena de la playa. Y no había nadie cerca para vivirlo conmigo. Una vez sentí la soledad del que está solo porque alguien mandó un avión de papel a mis sentimientos que se estampó en mis pensamientos recordando con un halo de sorpresa que sigo cual lobo solitario en esta empresa.

Fuera la ciudad respira. Dentro yo me ahogo. Y no es mal como me encuentro. No. Ni triste tampoco. Sólo me siento jodido al saber que no hay nadie enfrente mío que se entretenga a mirar la forma de mi ombligo.

Vendrá me dicen. Vendrá cuando menos te lo esperes. Pero, ¿y si ya pasó?

Es otra vez la asquerosa incertidumbre del futuro aliñada con un pasado que olvido y con un presente que sueña.

jueves, 8 de noviembre de 2007

Viendo las estrellas bajo mi piel


Debajo de la piel se esconden los rastros, las huellas de todo, el dolor de la fibra de vidrio rozando mi cuerpo micra a micra, suavemente. Y me pica. Me pica la curiosidad de volver al mundo. A ver el roncar de los osos que hivernan en mí cada noche, a ver esos sueños que nunca recuerdo. Pero duele la fibra de vidrio si abro los ojos.

No puedo quitarme la piel fácilmente como una larga serpiente. O sí. Quizás sí puedo comenzar la lenta transformación en otro. Quizás puedo abrir la puerta que me lleve a esa otra dimensión. Pero siempre hay dos caminos: el fácil y el difícil. Y en ocasiones uno escoge el difícil pensando que a larga será mejor pero quizás no compensa.

Quizás, quizás, quizás... La asquerosa incertidumbre del futuro nos persigue y nunca llega uno a acostumbrarse a las sorpresas. Nunca.

Por eso a veces estoy a punto de coger la puerta y volar, hacia aquello que desconozco, hacia ese futuro real de independencia, aunque sea echar los últimos 4 años por la borda. Pero no, el deber me ata aquí.

Un día cogí la estrella más bonita del firmamento y la chafé en mi pared. Quedó allí un roal plateado fluorescente. Y ahora que quiero despegarla para dormir no me deja. Su luz me atosiga. Así que quizás deba salir a dormir al pasillo de la vida, aunque me puedan pisar.

Pero no. Cada noche miraré ojeroso a la estrella, odiándola y amándola por ser tan bella.

martes, 6 de noviembre de 2007

Tú eres yo


Viendo amanecer poquito a poco. Transformarse lo colores unos en otros. Mientras paseas sin dormir buscando una cama. Una cama que es tuya pero que lejos está. A veces la encuentras pero antes de darte cuenta ya la abandonas sabiendo porqué pero echándola de menos irremediablemente como echan en falta el agua los sedientos o la comida los muertos de hambre.

Nunca lloras ante otros, pero lo hiciste, no esperaste a llegar a tu almohada para contarle tus penas. Penas que no son tales.

Observas desde lejos siluetas felices, siluetas de otro mundo, siluetas que te quieren tras esa cortina de agua. Y te abrazan si la cruzas y te quieren. Pero eres prescindible, pues las vidas se dividen con meiosis y mitosis combinadas en una tenue descarga de ADN en tu pelo contenido.

El agua aquí es más dura. Tu pelo se estropea. Caen los mechones aceitosos por tu cara descompuesta por la muerte de una célebre heroína de los mangas que leías.

En realidad nunca leíste mangas pero si que te sonaste con ellas los mocos y te secaste las lágrimas llenas de aquel rimmel que nunca te pones.

Carpe Diem clamaban las musas amigas de Apolo pero a ti te afectaba creer que no vivías aquello minuciosamente plateado, planeado por un señor Destino ansioso por gastar una broma a un pobre chiquillo que lejos se encuentra de su cama, su gente y su voz pero que cumple y le escribe a la vida la función de un flector.