¿Dónde has entrado?

Acabas de entrar a un extraño mundo, donde el discernimiento humano escribe con una extraña pluma. Mi teclado es rodeado por mi locura en un extraño halo que no puedo alcanzar a definir y cuando se mezcla con algunos profundos sentimientos... da este blog como resultado.

lunes, 27 de octubre de 2008

Descenso precipitado



Ansiedad desmedida en el pequeño cuarto. Desahucio a la vuelta de la esquina. Expulsado de aquello que más se acerca a la idea absurda del hogar por la burocracia extendida en un mundo de locos. La burocracia de las palabras que tardan en ser entendidas.

El peso amargo del desposeimiento más absoluto cae sobre mis hombros. El peso propio de la estructura ósea de mis huesos se torna más frágil que nunca y no sustenta ya un cerebro, en proceso de expansión, a punto de explotar.

Miro la televisión. La veo. Y con ella escapo a un mundo de personas que en ningún caso son yo por el simple echo de olvidar. ¿Olvidar el qué? Más bien borrarlo todo de un plumazo y sumirme en la mayor inexistencia posible dentro de mi propio ser.

Nunca me ha gustado vivir. Es triste pero es así. Nadie conoce mis complejos presentes aunque quizás no sólo sean eso. Puede ser que mi propio ser podrido me pudra más y más por dentro y por fuera.

Y me canso enormemente de amargar y de amargarme. Estoy harto de ansiar un amor que nunca llega. Estoy siguiendo el lento camino del porvenir en un mundo en el que cada vez más un halo de zombie me rodea.

No es una llamada de socorro. Es un grito de desesperación.

Mañana será otro día en el recurrente pasar de los días de un mundo con nubes cada vez más oscuras que convierten la vanidad humana en lo más asquerosamente importante.

Quiero descender suavemente sobre alguna selva deshabitada y encontrarme en un nuevo mundo de nuevas estrellas. Quiero quemar el paracaídas que me lleve hasta ese sitio y nunca más recordar lo que sucedió antes de aquel momento. Y así configuraré el precipitado descenso de todo aquello que me puedo llevar a otro mundo, otra vida, de una manera muy real.

jueves, 23 de octubre de 2008

Negra y oscura luz



La luz sutil de un día apergaminado por las nubes que lo pueblan no entra por mi ventana. La noche ha caído como cada día en la latitud mental en la que vivo.

El decaimiento, la desgana y la lluvia se arremolinan ahora en forma de ideas. Ideas renovadas, pasadas, innovadoras, carcas, antiguas, nuevas, modernas... Ideas recurrentes con el maquillaje propio del momento.

Han venido recuerdos que había olvidado y me han echo ver las cosas de otra manera. Ver mis equivocaciones de una forma mucho más crítica. Aprendiendo siempre y a la misma vez triste por el devenir de las cosas.

Quisiera tener tantas cosas que no tengo. Quisiera regar tantas plantas que se marchitaron. Quisiera decir tantas cosas que no dije. Y entonces y sólo entonces el efecto mariposa habría echo su tarea mejor o peor pero distinta al eterno presente que nos ocupa.

Mientras la luz de una farola ilumina la cara de los vagabundos del alma y enseña los pasos arrogantes de los que derrochan gotas doradas de sus almas duras y críticas echando el agua de los charcos a esos mendigantes que no son dueños ni de su propia alma. Siempre el más fuerte arrolla al más débil. Lo curioso es cuando se travisten los papeles, se cambian en una orgía de tensión y desarrollo personal del vagabundo arriostrado en su mundo de pobreza moral.

El agua cae directa de la ducha a mi cara. Despeja mi cara. Me devuelve a la rutina cada mañana. Pero sólo mis lágrimas dicen la verdad. La dicen en aquellos momentos de real tristeza cuando hasta mi orgullo se desprende de mi cuerpo. Cuando sólo queda el complejo de lo que soy, y la vergüenza de no poder ser otro.

Por suerte todo pasa. Pero vuelve. El péndulo recurrente del círculo de la vida.

sábado, 27 de septiembre de 2008

Cambiando mi cielo


El Sol destella con un fulgor diferente, extraño y místico. Las nubes ya no se mueven con aleatoriedad, ahora bailan. La vida cambia, se mueve, varía. Pero algo en mi mente ha surgido, una liberación.

Es algo que no puedo explicar. Quizás ríos de tinta hayan ya escritos... No lo sé. El tema puede ser que no sea nuevo o puede que ni haya tema. Y yo sigo aquí, dándome todo un poco igual.

No destruiré lo que tengo. No soy ni un kamikaze ni un suicida. No pegaré a sacos de harina por odio. No soy un boxeador ambicioso.

Pero gritaré lo que pienso, lo que soy a los que me rodean sin importarme que ellos también griten en esta vorágine pseudo-temporal rodeada de un espacio finito cuya infinitud nos abruma.

Las estrellas se han movido, algunas han caído, otras ascendido. Y yo sigo aquí, sigo vivo. Todo ha cambiado tanto...

sábado, 16 de agosto de 2008

Después de la tempestad



Pasan los días. Lo que hubo un día se diluye. Los cimientos podridos ceden irremediablemente dejando que caiga el edificio. La vorágine del tiempo nos deja episodios y nos impide vivir el presente. Deja que las marcas y los malos comienzos se conviertan en un torbellino que tira al suelo los colosos de Rodas que teníamos bien construidos.


No pasa nada... y pasa mucho. Hay que dejar que las cosas ocurran y siempre quedarnos con lo bueno de aquello que ha pasado. Aunque en nuestro interior siempre quede la inmensa duda de qué habría pasado si nos hubiéramos comportado de otra manera para evitar lo malo, para evitar aquellas cosas de las que uno mismo tiene culpa.


Sé mis errores. No entraré a dilucidar si son queriendo o sin querer. Me arrepiento y lo siento.


Sé las cosas que se han echo buenas por mí. No entraré a decidir si me hicieron o no daño. Simplemente lo agradezco y mucho.


Quizás en unos años todo sea diferente. Las historias imperfectas en un mundo que nos exige la perfección, la imperfecta perfección humana, algún día caerán en el olvido. Si no han caido ya... Y nos acordaremos de sensaciones, sentimientos... Y si esas historias no caen en el olvido serán un recuerdo lejano. Las cosas malas con el tiempo se diluyen y sólo nos dejan ver lo bueno. Así que quizás sea un cobarde o quizás es que tenían tanta razón que me siento un estorbo en vidas felices, lo único que sé es que voy a dejar que el reloj corra, sin mover un dedo. Estoy preparado para el futuro y no para el presente habiendo ese pasado...

La genial obra del renacimiento fue destruida, la fachada barroca pesaba demasiado y se derrumbó llevándose consigo el resto del edificio. Es triste y mucho. Pero ahora alguien levantará esos muros mucho mejor, un nuevo equipo, nuevas caras... Aunque ninguna vida humana está a salvo de los terremotos que se producen saltando...

jueves, 24 de julio de 2008

Sólo soy una persona



Los sueños y las pesadillas se funden en la infinitud de la noche, en el incontable número de estrellas que acompañan a la solitaria Luna. Acostado en la arena veo el cielo mutar de color para ser como un camaleón que muta para engañar al lejano Sol que empieza a despuntar. Cuando aún no se le ve el cielo cambia a lila y después es azul que a todos nos encandila.

Y yo abajo, como un átomo atómico. Célula sin importancia en el vasto universo. Y pensar que me bullen tantas cosas por dentro... A veces no lo entiendo, a veces desearía que no fuera así, a veces desearía que estuviéramos todos muertos. Pero no, no tengo ni valor para morirme aún menos para pedir o exigir a los demás que lo hagan. Estoy un poco loco, sí, pero soy sólo un persona.

No soy una tele que te dé las noticias cada día, no. No soy un muñeco al que abrazar, gritar o dar puñetazos cuando a uno le apetezca, no. No soy un diario al que contar cada día las penas, las desdichas y si acaso alguna que otra alegría, no. Sólo soy un persona. Solamente aunque haya quien no lo comprenda.

En la noche me camuflo como hace el cielo cada día. Durmiendo o refugiándome en la bebida. Y así quizás pueda ser el camaleón celeste que todos ansiamos ser. Aunque después siempre soy yo, tan simple como eso. Sólo soy una persona y sin trampa ni cartón porque todo se me nota. Hasta la más leve gota de hastío, hasta el más flojo suspiro de ironía, hasta la más recóndita cana de enfado. Lo siento, soy transparente, crío e inconsciente. Pero sigo siendo sólo un persona con todos mis sentimientos que de nada y de todo se arrepiente.

martes, 8 de julio de 2008

Y dudo, y sigo.



Repito las constantes que hace tiempo aprendí estancado entre el estiércol de aquel agobio que nunca entendí. Reitero los tópicos que en literatura escuché pues de tanto leer los hice míos cuando los oí aquella vez.

Y es que el ser humano se ha venido cuestionando una y mil veces las mismas pequeñas cosas que forman nuestra existencia sin hallar satisfactorias respuestas en la mayoría de los casos a las grandes preguntas que nos aguardan al girar cada esquina. El ser humano ha utilizado de forma torpe y grácil a un tiempo las mismas figuras retóricas que adornan sentimientos y recuerdos a cientos. Sí, siempre lo mismo pero con una gama infinita de colores en la paleta indeleble del tiempo.

Y yo puede que sea el príncipe del reino de las sonrisas olvidadas o el rey de la república independiente de las vías del tren o el mendigo del país donde, en vez de agua, de las fuentes mana oro líquido. Y tantas circunstancias pueden darse, tantos caminos, tantas bifurcaciones pueden encontrarse que miles de veces me he parado con miedo, cientos de veces he dado pasos atrás, millones de veces me he sentido horrorizado... Pero las escaleras mecánicas que llevan hacia la boca del metro no cesan, no paran, no se rompen, y por ello he de continuar. Porque sin mí mi vida no tiene sentido.

miércoles, 18 de junio de 2008

Puntas de iceberg



El aire entra por la ventana. Suave, tierno. Caluroso por el día y fresco por la noche. El sonido del ventilador remueve las partículas aladas. Las lanza cruelmente hacia mí para combatir mi calor del mediodía mediterráneo entre extrañas felonías.

Todo cobra vida ante la quietud. El más leve movimiento cobra sentido. Un sentido magnánimo.


Y mientras se disfruta de todo y nada la vida pasa. El tiempo también. La tristeza ya no existe. O por lo menos no siempre. Los malos y buenos tragos vienen y se van. Un carrusel es la vida que corre con trotes, rampas, muros, escaleras que hay que trepar o bajar dependiendo de los mapas que en tu mente hallarás.


Prometí olvidar demasiadas cosas que aún recuerdo. Y no me acuerdo de tantas otras que juré no olvidar. Está cabeza tan mía no me deja respirar solo. Preocupado hoy me encuentro pues quien no recuerda su pasado es capaz de repetirlo, de mentir y de hacer mil y una veces la misma pregunta.


El presente es curioso pues cuando pretendes hablar de él o cambiarlo ya se ha convertido en un inmutable pasado. El pasado está ahí quieto e indeleble. El futuro se contorsiona, se difumina, nunca acaba de llegar. Quizás sea este tiempo lo difícil de la vida pues no se puede controlar. Lo difícil y bonito pues sin cuarta dimensión no hay quien sepa dar un paso para adelante o para atrás y ser un poco diferente o directamente cambiar.

lunes, 16 de junio de 2008

Nubes de tristeza



Vuelven desdichadas. Vuelven carcomiendo mi cerebro. Vuelven sin tapujos y también sin miramientos. Vuelven las arpías tristes


Hoy no seré positivo ya que no puedo, hoy seré más bien todo aquello que no quiero. Triste, tonto y desdichado. Y también mal dibujante. Así seré pesimista, así no caerá ningún ángel.


Mañana amaneceré con una extraña resaca, la que da todo aquello que hace que se derramen mis lágrimas. Será esa extraña conciencia que de vez en cuando me entra que me grita sin cuidado que estoy solo y no como cualquier otro ser humano. Mete el dedo en la llaga del pasado. En aquellos tantos bailes solitarios sobre tarimas de madera de los que se me han clavado astillas tan adentro que no salen si entero no me despellejas.


Intento huir otra vez. Me lo noto. Siempre huyendo. Mi culo de mal asiento sigue siéndolo. Maldito mundo. Malditas decisiones mal tomadas. Maldita precipitación comedida y pausada.

Cada vez quiero huir más lejos en busca de ese pequeño trocito de cielo. Siempre que creo haberlo encontrado... se desvanece entre mis dedos cual pequeña nube de algodón de azúcar en un extraño sueño.

sábado, 31 de mayo de 2008

Cada oveja con su pareja


Se acerca la estación del estío. Se acerca el calor infernal. Pero mi corazón está frío. ¿Será de tanto pensar?

Quizás no me interese seguir atado en un ramal de las vías de un tren que me puede atropellar. Lo siento, pero si vas a tu apaño yo al mío también iré. No me pidas ni consejos porque no te los daré. Fuiste tú quien rechazaste un asiento aquí a mi lado, ahora se sentarán otros aunque no sean de tu agrado. Y me da igual lo que pienses pero no te pongas a gritar porque puede que no hable ya contigo nunca más.


No sabía que querías conducir por otro camino tan distinto al mío. No sabía que no querías volver a confluir conmigo. Pero ya me lo has dejado todo claro y limpio en mi calzada. En la variante que tu creas para mí has colocado un gigantesco prohibido por si no me había enterado.


Ahora diremos adiós aunque nos veamos de vez en cuando. Pero tú no quieres saber ya porqué derroteros ando. Anda tú por los tuyos, yo tampoco me preocuparé. Pero quien a mi me rechaza, yo a él o ella lo rechazaré.


Y es que estoy harto de barrios de putas con cortinas para hacer lo que les salga de la punta de una visa o de un carné. Ahora ya pienso bastante mejor que hace un año o dos. ¡Iros a tomar aire fresco y dejadme a mí que coja calor!

Cada oveja con su pareja nos dice bien dicho el refrán. Y cuanta razón encuentro. Cuanta razón animal. Porque eso es lo que somos más allá de algún simple y básico conocimiento racional.

sábado, 24 de mayo de 2008

Rampa vital


Mi vida pasa ante mis ojos cual suspiro fugaz. Es una fina hebra de aire comprimido de recuerdos, de vivencias y experiencias. Es un lento devenir hacia el final, con obstáculos, vallas que saltar, pero también con muchas pendientes hacia abajo que nos hace contemplar sin tapujos un cielo estrellado.

Un día me levanté de la cama y corrí hacia mi madre. Aún era un zagal pequeño en aquel entonces. Lloraba como llora desconsoladamente aquel al que la dura verdad de la vida le propina una ración de verdades. La abracé en mi llanto. Ella me abrazó como sólo sabe hacer una madre preguntándome asustada que qué me pasaba. Yo dije con mi tenue e infantil voz de aquellos tiempos que no me quería morir. Había descubierto que no todo es cielo, que la nada de La Historia Interminable es una cruel losa que puede pisarnos. Mi madre sonrío tranquilizadora como sólo una madre puede hacerlo. Yo cejé en mi llanto y vi la cara, la sonrisa, el amor de una persona mortal como yo. Vi el valor en sus ojos para afrontar el destino que yo descubría entonces y que ella tenía asumido desde hacía algún tiempo. Mi llanto paró. Ella no me mintió, no me dijo que no ocurriría lo inevitable, simplemente abrió mi mente para meter en ella osadía hacia el sino del ser humano.

La vida es una serie ordenada de hechos, de repercusiones, de timbales que suenan vibrando. Por eso quiero empezar a colocar con claridad la piedras de mi yo. Construir con sencillos planos una estructura que resista tifones, tormentas, granizos y las más crueles guerras. Quiero ordenar en un sano equilibrio mi mente. Quiero crearme una capa protectora que me haga indemne a palabras que suenan a rancio, resistente a las lenguas bífidas de las serpientes. Y puede que no lo consiga... Pero moriré en el intento de construir mi mundo, la pradera eterna de mis sentimientos.

lunes, 19 de mayo de 2008

Cambios aproximándose



Despiadadas arpías mutan en bellas princesas. Hermosas misses se transforman en monstruos escondidos en cuevas. Jeques árabes adinerados piden dinero frente a una catedral cristiana para no vender sus yates recubiertos de diamantes. El filósofo que un día conocí se dejó la moral olvidada en el sucio rincón de las frases escondidas en el jarrón de porcelana dictatorial china.

No tengo tiempo ni para pensar y pienso. Mil y una responsabilidades me atan y yo paso de ellas porque las estrellas brillan para mí pero no por mí.

Gente pasa por mi vida como ríos de tinta de una fotocopiadora de universidad. Muchas me dejan huella y después desaparecen haciendo indeleble la pisada en mi corazón. Caen irremediable y dolorosamente en el en el diván lleno de polvo de los recuerdos olvidados en un día a día fulgurante y que vuelven a la mente al abrazar una almohada mullida pero sin sentimientos.

Voy conociendo nombres de aquellos que el año que viene no estarán, estoy recordando otros que en años pasados estuvieron.

Nada es para siempre. Sólo la utopía vital por la que lucho día a día me hace buscar esos pequeños trozos de mundo que sean tan míos que nunca me harte de que lo sean.

Hace dos años todo era distinto. Afronté aventuras sin ataduras. Ahora hay ataduras, pero aún así hay que afrontar la aventura. Hay que andar para adelante, como andan otros, sin pararse, sin complejos y mirando muy bien lo que no está tan lejos.

Quizás sea hora de volver sin acabar lo que empecé, quizás no. Eso aún no lo sé y debería. Maldito tiempo que pasa incesante, goteando segundos, chorreando minutos, horas, días, meses, años, decenios... hacia el abismo.

domingo, 11 de mayo de 2008

Mi soledad y yo


Besos perros tras tu mirada de lince. Pisadas de cerdo tras tu pelaje felino. Orgullo herido de león comido por aves carroñeras. Así eres soledad, animal en un corazón que animalizas con cada zarpazo. Con cada oleada de personas en forma de marejada, marejadilla o sutil goteo apareces después.

Y me confundes, cual cordero, porque eres lobo blanco de pelo rizado y hocico chato. Y me abrazas con un abrazo de tristeza. Y lo que más me fastidia es ver como me ayudas a conocerme más para que llegue un día en que pueda vivir sin ti, en que pueda conocerme lo suficiente como para saber evitarte.

Andas en mi siendo tan mía y tan extraña, tan sumamente asquerosa unas veces y tan asquerosamente necesaria otras. Sabes lo que me bulle, cruel espía, cruel obsesión animal, cruel instinto de solitaria soledad en un mundo superpoblado por personas que no dicen nada a un solitario corazón que quiere dejar de serlo.

Nunca entendió que tuviera más compañía que la de mí mismo con ella dentro. Ente egoísta al que basta que le des una mano para que te coja y atrape. Pero hay que ser fuerte, sobreponerse, saber que la verdad está ahí fuera. Sin menospreciar lo que nos bulle por dentro pero sabiendo que no existe solo aquello que llevamos entre ríos de sangre, entre impulsos nerviosos, entre segregaciones del sistema endocrino, entre músculos y huesos.

Un día soñé no tomármelo todo tan a pecho, no dejar que el desánimo arramble con mi vida. Y es imposible, hay días malos y buenos. Pero solo no estoy. Hay miles de personas que no conozco, millones, y quizás ansían lo mismo que yo... unas palabras con el corazón, sin mentiras, escuchando y siendo escuchado. Y de las pocas personas que conozco en ese mar humano mundial hay algunas que están lejos, otras cerca, y de ellas hay personas muy especiales. Y no lo olvido. Porque el mayor error es el olvido, y otro también grande el no ser agradecido y corresponder lo que nos han cedido en forma de amistad para que esa soledad no nos deje heridos.

lunes, 5 de mayo de 2008

Mi voz aparece


Nos pasamos toda la vida viendo la paja en el ojo ajeno mientras dejamos pudrirse nuestro propio montón de heno. Cuida lo tuyo y deja al otro con todo su orgullo. Ayuda sin duda, pero sin dejar de ver tus errores que los que te quieren te dicen. Pero nunca critiques aquello de lo que pecas, pues puede ser que acabes con una mano delante y la otra detrás tapando tu rabo de ojos que quieren oler a carne quemada antes de que vaya a amanecer.

Las olas chocan contra escarpados acantilados. El ser humano nunca tuvo remedio. La lluvia choca contra el suelo. Chocaron intereses en Constantinopla. Los ríos desembocan en lagos y mares. La guerra fría tuvo muertos de sangre caliente y armas que proliferaron cual tulipanes en un campo holandés. El tulipán negro existió y existe como existen odios y complejos que jamás comprendí.


Mi voz aparece, se libera poco a poco de cadenas que me ataban. Cadenas que se abrían recitando la contraseña en voz alta. Pero es muy cómodo ser alimentado por carceleros de mentes llamados complejos en el vulgar lenguaje de una lengua romance hablada por tantos y tantos en la cruel desesperación del que intenta comunicar lo más abstracto.


Diré lo que soy, lo que pienso. Aunque no tenga sentido. Diré también lo que imagino y lo que pienso, aunque la gente sin imaginación me tache de psicótico, me acuse de tejer bufandas con hilos de nube.


Apareció un día una realidad que no entendía. Ha pasado el tiempo. Mi entendimiento ha mejorado. Así que basta ya de heno podrido, de ideas carcas en mi mundo que debe andar hacia delante. La meta se acerca, a cada paso está más cerca. Y aunque puede que sea una de mis utopías, no moriré sentado en el sillón de ver pasar el tiempo. Correré sintiendo el aire en mi rostro, traduciendo impulsos visuales y sonoros.

miércoles, 23 de abril de 2008

Problemas que sortear


La vereda en que camino se ha poblado de enanos que no puedo saltar pues, aunque son pequeñitos, me lo impide su dignidad. Son palabras que no llegan a tiempo, palabras para que se puedan apartar. Y es que el novio cadáver en que me he convertido sigue soltero en su soledad.

Me tiraron cristales para ver si conmigo conseguían acabar y sólo consiguieron que se viera una brecha, que demuestra su maldad. Y yo con la boca cerrada para no molestar y para que no me entren moscas por opinar.


Cada vez vuelo más alto, con el riesgo que hay aquí. Pero si uno quiere ser libre tiene que sobrevivir en un mundo que nos odia, por el mal que hemos causado, siendo sincero con aquellos que su amor te hayan demostrado.

Fui a la escuela hace mucho, lecciones hubieron que aún no olvide. Pero los años pasan y pasan con problemas que no sorteé. Y algunos enanitos ya han sido retirados pero otros pueblan mi jardín y se reproducen sin reparo.

Siempre fui demasiado correcto, no dije claro lo que me bulle por dentro. Pero algo ahí esta cambiando, y cada día le cuento a más gente algunos de mis jodidos problemas enanos.


Hasta que llegue algún gigante, algún orco o algún troll y no sea ya un problemita sino un enorme problemón.


Yo lo único que quiero es poder tener mis huecos de amistad que me ericen la piel, mis rincones de amor que me palpen el corazón y mucha felicidad para compartirla nada más.


Los enanos serán echados, yo tengo que continuar. Hay gente que me espera sin complejos, que me espera a mí tal cual para que dé pasos que en poco tiempo me deberán a mi cambiar permitiéndome así que pueda muy lejos caminar.

domingo, 6 de abril de 2008

Escalando con paso firme

Sueña con un mañana donde los párpados se abran sin miedo ante la encarnizada lucha entre el mar, el fuego y el hielo. Sueña con el porvenir que proviene de los pasos que se dan. Y mira hacia atrás y recoge aquello valioso que dejaste tirado en el camino. Y a la misma vez los pasos seguros de un ave que de inmediato puede alzar el vuelo te deben guiar como guiaron la luna, el Sol y las estrellas a tantos hombres y mujeres en la soledad de los caminos que recorren el mundo.

Un día olvidé que las mejores esencias se guardan en frasquitos pequeños, olvidé recitar un poema, olvidé la ambición del que ansía con templada vehemencia ser feliz y a la misma vez lucha por ello sin armas, con la simple presencia de una voz que alzar al viento que defienda lo que pienso, con la simple mirada buscadora de nuevos puntos de vista que aumenten mi campo visual de coloridas visiones que archivar en mi mente, con el simple olfato de quien huele una fantástica comida echa por mamá cuando se la visita, con el simple acto de escuchar a mis amigos contándome lo bueno y lo malo en un baile con el fondo de la bella melodía de la confianza y la amistad, con el simple tocar pausado y libre de mis dedos sobre un escurridizo viento que me despeine el pelo.

Volveré a la tristeza, volveré al llanto, volveré a la preocupación, volveré al desencanto... Pero no me preocupa ni me deja de preocupar pues todo lo que siento más humano me hará. Lo único que quiero es la compañía de mis amigos, de las letras, de las rimas, del saber y de todo aquello que día a día me haga crecer hacia la cumbre de lo humano en su más bello esplendor.

El ajedrez es así un día el negro y al siguiente el marfil. También el parchís, las verdes, azules, amarillas y rojas se alternan sin alguna congoja. Así es la vida, así soy yo. Voy para adelante o por lo menos lo intento, porque el día que en mi paso firme ceje será el día en que muera mi alma y en que muera mi ser. Un ser pensante que siente y de ello no se arrepiente.

sábado, 29 de marzo de 2008

Fuera de lugar


El río de emociones desmedidas sigue bajando arrastrado por una corriente mal encauzada. Y en apenas unos segundos rodea la isla en la que me encuentro. Veo la otra orilla, pero sólo queda esperar a que la la subida del nivel descienda para cruzar a nado, siempre a contracorriente, a la otra orilla donde alguien, quizás, pueda estar esperándome.

Te das cuenta que elegiste. Que cada paso está rodeado por la experiencia de infinitas elecciones. Pero a cada paso, te encuentras una conclusión, una conclusión que rodea el alma abrazándola y oprimiéndola hasta el punto de no dejarte respirar, de no dejarte sentir cómodo sea cual sea el lugar del mundo en el que te encuentres.


Fuera de lugar, como está una foca ártica en el Amazonas, como el diluvio universal en el desierto del Sahara, como yo mismo en situaciones que no entiendo con personas a quienes quiero pero, irremediablemente, fuera de lugar me siento.

Amenaza la lluvia con convertirse en ácidos y puntiagudos trozos de cristal que se me claven en cada porción que mi cuerpo expone al exterior. Soledad, amarga como siempre, pero no le tocaba aparecer, no. Aparece, siempre, e inunda mi mente con pensamientos que no quiero, que intento expulsar y no me deja. Una incomodidad que arrastro desde tiempos inmemoriales en mi existencia.


Fuera de lugar, apartado, acongojado en un rincón bailando solo la sonata de las mariposas que nunca llegaron a posarse en mi hombro, callado mientras los demás comentan,
dándome la espalda, el azul que el cielo destila tintando con él el techo vital de cada ser de este mundo. Sí, pero no es tan fácil. Nunca lo es. Porque quizás soy yo el que les da la espalda a ellos, quizás soy yo el que huyó de las mariposas para poder echarlas siempre de menos. Pero ello, escapa a mi entendimiento. Lo siento.

viernes, 14 de marzo de 2008

Insomne sueño


Empalmando noches y días en la inmensa vorágine del tiempo. Sin que importe el sueño, o importando poco. Obligándome a un insomnio inducido. Invento mi días con raros destellos de luz y mucho de seguir la corriente vital.

Me encuentro en medio del estadio de mi vida, conozco a los que se sientan en la primera fila de butacas y a los que juegan conmigo el partido. Pero más allá hay vida, me repito. Aunque a veces, un conformismo recalcitrante nos arrastra hacia posiciones de quietud, de no avanzar, donde nos llena la sensación de malgasto del intangible bien temporal al que no influye otro bien más temporal, como la oscura plata surgida de los ataques epilépticos de la madre tierra.

Miro alrededor en el estadio mientras me pongo las gafas del sentimiento que puebla todo corazón humano. Apenas veo con claridad a algunos de los que juegan conmigo, los que abrieron su corazón y volcaron en mi mente la clave binaria de algunos de los archivos encriptados al hacer la raíz cuadrada de sentimientos oscuros y bellos mezclados con la extraña batidora de las vivencias humanas contradictorias.

Y algún día, un árbitro al que no veo, parará el juego. Y no sé si veré o me quedaré ciego, mudo y sordo oliendo lo que no puedo tocar.

Alguien dijo alguna vez que la vida es sueño pero también soñar es vida. Y quiero soñarte en mi estadio, a pesar de que estás en el alargado paraíso que está un poco más al sur.

viernes, 7 de marzo de 2008

Un día de palabras aladas


El significado de una palabra que vuela puede ser cualquiera pero todas las palabras aladas llevan en sus alas adosado el gen de la mutabilidad. Hoy puede ser y mañana ya no quizás.

Un día inicié solo la aventura en un mar de palabras que echar al viento. Y volaron, volaron alto. Y yo sin saber donde llegaban. Y aún sigo vertiendo a la atmósfera un trocito de alma, a la atmósfera de los pescadores de letras.

Un día pensé que desprenderme de lo que me atormentaba sería una buena terapia pero se convirtió en una droga que de mí mismo muchas veces emana. No sé si soy bueno, no me importa. Lo que quiero es dejar mis experiencias por si alguien quiere llegar a mi puerto gris y echar un ratito el ancla.

Un día soñé que me iba, que abandonaba el portal de sentimientos metafóricos cual meteoritos cargados de mis profundos sentimientos que relatan lo que me bulle por dentro, en el centro de mi ser.

Un día vendrá y no sé lo que en él pasara. Pero ello es parte de lo bonito de la vida: la incertidumbre vital. Y lo afrontaré como pueda, y espero no tener que yacer agazapado bajo una alfombra.

Un día las palabras aladas dejarán de volar, lo sé, pero ese día no es hoy. Esperemos que dure, porque es de vital importancia consumir la droga que uno mismo de su propio ser derrama.

martes, 4 de marzo de 2008

Pensamientos soleados


La musa me abandona. Se va de vacaciones al cielo de las palabras trabadas a tiempo. Y me deja en la tierra sin lírica, sin poesía, más solo que un jinete sin caballo, que un maestro sin tiza ni voz que alzar al viento. Espero que vuelva.

Quizás no estuvo nunca y mis palabras no son más que el tránsito agonizante de mis sentimientos hacia fuera. Volcados a un vertedero que intento embellecer como puedo. Pero la basura es basura siempre, menos en algunos muy bellos jardines, donde ese pestilente abono se transforma en alimento que consumen hermosos engendros plantados que se yerguen buscando el cielo y el Sol.

Uno no olvida que aprendió a escribir copiando palabras de otros, y cuando se aleja tanto de ellos hacia el mundo de lo abstracto y lo que parece ajeno siente algo dentro. Traición puede ser. No lo sé. Lo que sé es que uno se define en cada frase y aprende a volar sólo con el tiempo, sin madre que le coja del nido si cae.

Quiero ver el Sol veraniego en la playa, bañándome en las aguas de algún mar austral, pensando en todo aquello en que no pienso porque carezco del suficiente tiempo. Pensar, pensar, pensar... y aunque nos pasamos la vida pensando, siempre se nos olvida algo. Se nos olvida vivir.

viernes, 29 de febrero de 2008

Horizonte de polizonte


El diferencial de tus labios no está. La luz no puebla mi corazón oscuro que se contorsiona. Pero sigue latiendo. Eso es lo que cuenta. Busco la luz. Voy hacia ella. Y quizás lo más importante sea en realidad el camino. Los pasos andados para que no se pare el corazón.

Mi inteligencia falló. Saltaron los plomos del cerebro sin deber. Apagón. Sí, en la cabeza también. Pero bueno, se reinicia el sistema. La luz vuelve. Menos mal. Las neuronas vuelven a funcionar.

Escondido en un rincón me quedo, tras reiniciar. Cargando los datos de un pasado para establecer los comandos de un futuro. Abro los sentidos en derredor, llega a mí lo que me rodea como en una ensoñación.

Respiro, doy energía a mi ser, porque el siguiente paso es que me he de mover. La energía potencial convierto en cinética. Corro, corro, sin parar. El horizonte está más cerca. Lo voy a alcanzar... No, nunca. La utopía en mi día gris. Me deberé echar a dormir, y mañana despertar distinto, sin la resaca de un barato vino tinto.

Y ahora cuando me cubra la sábana mis neuronas viajarán hacia preguntas o lugares. Eso ya da igual.

No me entiendas, no lo intentes, sólo has de disfrutar. De versos escritos en prosa sobre los que se puede rodar y gritar a barlovento, gritando por gritar.

Horizonte de polizontes, a ese quiero llegar. Donde desembarcaron palabras que escondidas quisieron resucitar al salir de ese barco, de ese barco de mi mente, de ese que es mentira y verdad. La vida es difícil y yo me la complico aún más.

martes, 26 de febrero de 2008

¿Pena?


No puedo seguir escribiendo los versos en prosa. No puede seguir importándome aquello que en realidad no me importa por absurdos miedos y penas. Y pena los que se mueren de hambre o yacen postrados en una cama, no ellos.

Recorrí la calle alegría sin saber en donde estaba hasta desembocar por una extraña callejuela transitoria a la pequeña plaza tristeza fugaz. Miré en derredor apenado por nada y por todo. Apenado porque me saqué el corazón y lo vendí en el rastro de la desidia, el olvido y la lejanía de aquellos que me conocen, de aquellos a los que quiero. Pero pena los que guerrean sin DNI que verifique su edad, no yo.

Vi a Cupido volando fugaz, transparente, inocente, ignorándome. Y la congoja de la soledad acompañada por neblinosos espíritus que se arrastran en mi existencia apretó mi corazón de acero hasta deshacerlo como cenizas volantes. Sin embargo pena las chicas que son despojadas cruelmente de su clítoris y aquellas que se ven obligadas a casarse con un hombre cuarenta años mayor que ella, no que no halla encontrado aún la idea volátil de un amor que necesito y no a un tiempo.

Las voces de mi tiempo me llegan con claridad a mis ojos y oídos, y no hago más que sumergirme en el autismo inútil y desvencijado de la autocompasión. Y lo sé y no hago nada, y eso es lo que me preocupa. Pero no guapo, ahora nada de penas, ahora te jodes.

miércoles, 13 de febrero de 2008

Grieta ártica


Las nubes se arremolinan locas y vengativas usando el cielo como una gigantesca base de operaciones suicidas. Y cuando el gris se apropia de la nubes, éstas se precipitan cual kamikazes en forma de pequeñas gotitas veloces que agonizan cayendo del cielo a este mundo, aunque ellas son un ciclo y volverán a las alturas más pronto que tarde en una agonía que empieza y no acaba.

Hoy llueve. No es la primera vez que lo hace. Ya estamos acostumbrados a estas incursiones, inesperadas en ocasiones, con las que el agua moja en una caricia de aviones de papel los tejados de nuestro mundo inventado con edificios que intentan alcanzar su reino, sin éxito alguno. Edificios que les retan al subir a lo alto.

Y hoy se han mojado mis emociones. Han teñido lo blanco de negro. Han vuelto a surgir derramadas porciones de agua por la tez plana de mi hartazgo. Han llovido recuerdos que nunca existieron aunque pudieron hacerlo si el cubo de rubik se hubiera resuelto de otra manera. Han caído por el precipicio de frías manzanas las gotas de agua de mi oscura y triste mirada.

Alguien lo entiende. Alguien lo siente. Pero me rodea la más frustrante ignorancia. No me reconozco en los ojos de extrañas y cercanas miradas.

Y mientras, las gotas guerrean, me impactan. Inundan el suelo, inundan mi alma. Y en mí se derraman cálidas gotas de néctar de las más profunda tristeza escapada de la cárcel de los sentimientos que se evitan. Y ello produce una grieta profunda en mi corazón que congelado, cual ártica placa que se desgaja como una mandarina pelada y enseguida comida.

lunes, 11 de febrero de 2008

Recortes


En el circulo polar de mi cabeza se arremolina el inframundo helado de mis desvaríos. Oscuros secretos se esconden esperando a ser lavados con cepillos de cartón piedra. Claras verdades en otro lugar, en otra parte, salen sólo para evitar morir congeladas en la sombra de mi entelequia humana.

Andan los hombres que lobos se hacen una o dos veces al mes, porque un día les mordió otro igual con rencor contenido sólo por jorobar. Y yo cordero entre lobos quiero escapar. Aunque quizás sea yo el más lobo, el licántropo que a todos ha de picar como una burda abeja para llevar miel a su panal. Y lo desconozco en mi ignoracia, ignorancia de aquel que no enlaza el gris de una piedra con la onda, que forma en el lago, que se esparce cual sonido gallardo hasta hallar un bolardo.

Giran en torbellinos decrecientes de letras ideas que no puedo encauzar. Giran, se doblan, saltan, se retuercen, miran, se huelen las palabras aladas que vuelan libres pero atadas. Gaviotas de frases con fondo, halcones de párrafos sin fin, gorriones con descarados versos de poeta muerto.

Me reconocí al fin en el espejo, dije verdades como casas ante él. Mejor una verdad sin maquillar que aquella maquillada tras la muerte de todos los testigos.

La luna llora porque han muerto los reyes de bastos de cada baraja. La tierra se mueve por un terremoto de cetros caídos. Mi corazón tiembla al contemplar allí quieta a la puta de oros tranquila y fiestera sin saber lo que le pasa allí cerca a una cepa sin uva, un ser sin cabeza, una pequeña agonía...

martes, 5 de febrero de 2008

Amiga mía


Ella cuida mis rosas. Las endereza cuando puede, cuando se lo permito. Es la mejor jardinera en mi jardín aunque le tengo dicho que cuide un poco mejor el suyo. No sé si mis cuidados a sus tulipanes dan el resultado esperado. Aunque ella me confiesa que soy uno de los mejores jardineros que han pasado por su reino de tulipanes extraños y rebeldes. A veces estamos tan metidos en nuestro ajardinado y soñador mundo que nos pisotean lo que habíamos plantado y mimado con esmero. Pero nuestras parcelas ajardinadas nacen y renacen de sus propias cenizas cual fénix que se suicida para convertirse otra vez en un pequeñajo polluelo. Al fin y al cabo el esfuerzo de dos personas es mejor que el de una sola para construir otra vez lo derruido en las guerras vitales.

A veces veo como sus ojos sentados en un banco se desvían hacia el infinito ocultando moléculas cristalinas que buscan de manera incipiente arrojarse al vacío. Pero ella aguanta, como ser orgulloso que es, orgulloso pero de una bondad e inocencia que demasiada gente no cree al ver la cáscara de huevo que rodea la frágil clara y la frágil yema de su interior. Cada vez que pienso en las cascadas de pensamientos que lleva dentro me abruma. Creo que es uno de los seres más profundos que conozco, más hondo en sus elucubraciones que muchas de las fosas marinas de nuestros océanos.


Mi jardinera del alma que teje palabras orales y escritas que me hacen tiritar porque es mi amiga y jamás lo he de olvidar. Amigos de verdad pocos se encuentran y uno de verdad es un tesoro, es todo un mundo positivo. Hay tardes que se empiezan llorando de tristeza y se acaban llorando de risa. Y muchas veces es mi jardinera quien saca las espinas que llevo clavadas de mis rosas asesinas. Gracias amiga, gracias por toda una vida. Espero que llueva mucho en nuestros principados florales y que sigamos siendo amigos para sacar las macetas afuera como hacíamos en la prehistoria de nuestra existencia.

lunes, 4 de febrero de 2008

Retales impresos


Mi cerebro imprime recuerdos que un día escaneó elevando al cuadrado lo que pasó ayer y dividiendo por quinientos lo que ocurrió hace demasiado tiempo. La raíz cuadrada de mi vida no me da lo que esperaba. El vector posición que planeé se equivocó. Soy un hombre de letras encerrado en un cerebro de ciencias intentado ser un engendro de artista.

La ventana de mi alma está tapiada con cerámica refractaria para que no queme el mundo con el fuego de mi boca y de mis letras. Y yo escondo lo tapiado con cortinas que me engañan, aunque en realidad me engaño yo al ponerlas.

Tinta escapa entre mis dedos, tinta que forma ríos en varias vertientes. Y yo me quedo anonadado haciendo que se estrellen los aviones de zanahoria rallada en mis sienes vespertinas esperando un milagro aquí sentado en vez de salir a buscarlo. Y es que tengo miedo a mirarme un día en el espejo sabiendo que huelo a viejo no habiendo encontrado lo poco que busco en un mundo que se calienta mientras mi corazón se enfría a pasos muy lentos.

Quiero echar una foto que me obligue a sonreír con la sinceridad que hoy en día tanto echo de menos. Que me ordene en un instante que viva cada momento con la ternura de un recuerdo afable. Y es que quiero derribar lo que me impide ver la luz. Pero para ello tendré que saltar del puente del olvido para subirme al tren de la esperanza y sentado en clase turista mirar a la ventana y ver amanecer en un instante en que anonadado contemplando el paisaje piense en lo que dejo atrás con el alivio de un niño al recuperar sus juguetes perdidos.

Marchito el tiempo deshojando margaritas y soplándolas cual viento huracanado. Y lo sé, porque lo siento, que malgasto estúpidamente lo único que verdaderamente tengo, ese volador tiempo...

martes, 29 de enero de 2008

Diferentes... semejantes... iguales


Algo diferente entre tanta y tanta gente. Ya no sabe ni lo que siente. Sin embargo conoce a la perfección lo que busca.

Su nombre no será recordado más allá de su muerte pues guarda silencio sobre lo que le bulle por dentro en su mundo de cada día. Pero, en parte, es normal. Quizás si sabe lo que siente, sólo que cambia demasiado en poco tiempo y es consciente pero paciente ante los impacientes cambios. Por ello ese pasar del sentimiento contándoselo sólo a quien sabe con seguridad que le presta su entendimiento.


Le encanta escribir poesía pero nunca se atreve. Él es muy de medir los versos y lo que lleva en su cabeza es verso libre sin remedio. Matemático en su mundo de artistas, donde lo único que dibuja son esas fugitivas aristas. Deseoso de encontrar esa velocidad de escape que le lleva de vez en cuando a casa, en un destartalado tren donde en cierto momento el mar se puede ver.


El mar... tan lejos y tan cerca. Ese humo salino que se disipa en su memoria ocupada en mil y una otras historias le envuelve casi sin que se entere. Pero él lo siente.


Él es en realidad ese otro yo que vive de día, que también piensa, pero un poco menos. Distraído en el extraño jaleo apabullante de una vida que vivir. Y a veces es difícil y aún más cuando se transforma en mí.

miércoles, 23 de enero de 2008

Elecciones


Llueve sobre mojado en mí. Y esa agua universal estoy viendo que disuelve mi estatua de yeso y de cal. Le caen por la cara las gotitas. Y al chupar lo que caía yo me vine a encontrar con gotas saladas y amargas de elecciones que no hube de tomar.

He elegido, ya lo creo, a cada paso, qué bifurcación tomar. Sin obstáculos ni impedimentos cogí la que me llevaba a escapar. Escapar de qué me pregunto ahora, cuando todo parece tan lejos y se ha de mirar sin detalle con un impreciso catalejo. Hay espinas que no tengo, que conseguí muy bien estirpar, pero ahora se han clavado algunas agujas más.

Y me veo muy muy lejos de la dura realidad en un mundo que no entiende, en el mundo del posar. ¡Qué nadie note nada! Es lo único que pido. Que mis lágrimas saladas salgan solas sin sonido.

Pero cuando salgo de mi cárcel, de mi mundo tan austral, y vuelvo a mi hemisferio todo parece cambiar. Y soy quien elegí, quien un camino y no otro tomé. Y no es que me maldiga sino que temo otra decisión tan mía que me lleve a una estancia donde haga demasiado calor por eso ando apesadumbrado como un torpe caracol. El peso de la experiencia empieza un poco a pesar.

Oigo voces en el pasillo, voces que me dan igual, voces que no me entienden. Pero yo decidí aquí estar. Entre desconocidos... Pero esa es mi elección y veo como mis perlas se alejan y yo las quiero alcanzar y el duro deber me aferra.

Palabras vacías, esas en realidad yo no las escogí, las escogieron ellos para comunicarse con el que reside en mí. En cuanto pueda sé que voy a escapar y a meter en el ignoro, éste, mi mundo actual desnudándome en aquel en el que sé que libre puedo ser.

sábado, 19 de enero de 2008

Palabras cazadas al vuelo


Un día se fue. No sé porqué. Palabras empezaron a colgarse de mi cuello formando frases con celo. Y después se desprendían volando como una lanza y es que, a veces, mis sintagmas son un arma o un escudo para enfrentarse al duro mundo. En otras ocasiones esas sílabas no son más que lo más profundo de mi alma escrito en un papel o echadas en un cibernético barquito a la red.

Mis pensamientos parcelan y definen aunque se quedan cortas ante un torrente inmenso de matices cerebrales. Y aunque el viento y el olvido las borran sin pudor a mí me ayudan contra el temblor vital de la existencia expulsando lo que siento y lo que pienso en riadas de emociones líricas comprimidas.

Un día les escribiré una carta sin palabras, sin sintagmas, sin frases, sin sílabas, sin letras y sólo ellas lo entenderán. No sé cómo pues ni yo alcanzaré su comprensión. Pero algo en ellas entenderá lo que nosotros no vemos en un cuadro blanco sobre fondo blanco y en toda su abstracción geométrica donde todo sentimiento se elimina. Y aunque si elimináramos lo que sentimos no seríamos nada más que huesos y carne ellas pueden permitírselo pues sólo son producto de la mente humana en afán eterno de expansión.

Algún día yo no estaré y quizás ellas sigan aquí impertérritas, como soldados ante el palacio de mi alma. Y aunque eliminen los matices de mi ser, las perdono y las perdonaré. No hay nada perfecto y menos algo inventado por los seres más imperfectos de todos. Al fin y al cabo para contar lo que a uno le bulle entre los nervios complicados del cerebro y el bombeo constante del corazón que expande y se contrae hay que asumir riesgos y entre ellos está el de no ser entendido. Pero bueno... por lo menos lo intenté.

Ellas en mi mente seguirán volando sin mayor objetivo que ser cazadas al vuelo, que ser plasmadas donde quiera que haya un ser dispuesto a ello para expresarse, para ser más libre que nunca.

jueves, 17 de enero de 2008

Silenciosa amargura de zombie

Se borraron mis letras paranoicas. Se esfumó lo que era y lo que soy. Una parte de mi alma en el retrete embozando con papeles y tinta de mi ser la salida hacia abajo, hacia el mundo hondo debajo de los pies.

Un problema lingüístico me dicen que es el problema de mi patria. Soy distinto, no soy peor. Pero empeñados en desfigurarme recordándome de donde vengo y adonde voy siguen atacándome simplemente por mala educación.

Con retales voy pegando poco a poco lo que me destruyen mientras callo y me sumerjo entre aguas frías, oscuras en un extraño universo. Nado, ya lo creo, pero es inercia. Nado sabiendo el final y aún así viéndolo tan lejos y con tantas incertidumbres adosadas.

No pretendo que ahora vengan a rogarme saber algo de mí pero por lo menos cuento con los dedos de la mano lo poquito que aún tengo. Y sabiendo que no me tienen... o sí. ¿Por qué seré así? Deberían salir de mi vida más pronto que tarde... Pero no es tan fácil y no sé porqué. Todo es demasiado difícil.

Me gustaría abstraer en un mundo paralelo la lírica poética de algún sentimiento y poder regodearme en él. Y sé que ese universo llegará en forma de libertad y esfuerzo. Pero eso pasará cuando dejé de ser este insigne muerto.

domingo, 13 de enero de 2008

Ni idea

Despierta. El Sol entra por la ventana. Otro día más. ¿Charcos? Quizás. Pero mi corazón sigue latiendo. ¿Ayer lloré? Ya no lo sé, no me acuerdo. Ayer me perdí en lo charcos que derramaste. ¿Dónde? Ni idea.

Despierto. Ya no estás. Nunca estuviste. Eres sólo un reflejo amargo de mi existencia. Yo soy así, soñador. Nunca derramaste sangre que encharcara mi pecho. Y me duele. ¿Por qué? No lo sé. Bueno... En realidad sí. Sufrir y amar es seguir vivo. Y en ambas cosas me quedo a medio.

Surrealismo. Dalí. Ese sí. Relojes mojados en la leche de mi taza. Gracias por la idea genio. Ahora los comeré. Controlaré el tiempo...

¡Oh, no! Me dormí. Con luz de surrealista se tejía el sueño, con largos bigotes que controlaban temporalmente mi alma dormida y engañada. Esperpento.

Hoy estoy loco, pero sé verlo. Loco por la ausencia de algo que echo en falta y no a un tiempo. ¿Qué es? No lo sé, ni idea, no lo sabré. Pero bueno... la razón volverá mañana cuando las estrellas se hayan ido a dormir. Son ellas y la luna seguro. Y el hombre lobo en que me convierto para mí mismo cuando vierto las palabras en un tiesto.

Oscuro. Mejor. Que no me vea nadie. Quiero desaparecer. Ser yo con todas mis caras ocultas. Sí. Hoy seré dado. Al amanecer tiraré y veremos que cara me toca vivir. Azar, probabilidad... Eso es mi vida y algo más.

miércoles, 9 de enero de 2008

Bóveda vidriada


Me abstraigo mientras intento recomponer los cristales que se rompieron en mi bóveda celeste y estrellada. Escucho música como dulce ruido de fondo. Tengo ganas de recomponer el mosaico que yo mismo he destrozado.

Corrientes eternas de un extraño viento polar me rodean y rompen pequeñas porciones de mi cúpula de bellos colores de cielo nocturno.
Es la tristeza acicalándose en mi interior cada día. Aunque por fuera me muestre feliz, confiado y seguro, hay inseguridades profundas en un silo de metros adentro que me hacen destruir mucho de lo construido con el vidrio potente en colores y en buenos recuerdos, aunque hayan otros no tan buenos con tantos defectos. Y quizás sean los malos recuerdos los culpables de tanto esperpento.

Cada día sueño con la cúpula acabada, con mi bóveda terminada. Pero este deshacer y hacer vital me lo impide y creo que me lo impedirá siempre. Pero quizás no sea importante la utopía inalcanzable que yo quiero en mi futuro sino el recorrido con mil sudores que he de recorrer aunque sea para nunca alcanzar esa meta imposible.


Mientras tanto me conformo con no conformarme con el yo que soy. He de mejorar mis mañas haciendo vidrieras hermosas y bellas que un día mire anonadado al mirar atrás.

lunes, 7 de enero de 2008

Congelado


Oigo voces que no quiero escuchar, que intercambiaría sin duda alguna por otras que me son más cercanas aunque las oiga en suspiros insonoros por la distancia. Harto, harto de no tener valor para pegar el salto que me lleve a algún otro lugar...

Quizás es la soledad lo que busco, lo que añoro, lo que deseo. O quizás no.

Demasiadas preguntas tengo en la cabeza queriendo resolver sin dilación, sin tardanza, pero cada vez el tiempo pasa más y más lento, y yo deshago el telar que Penélope teje en mi mente con las respuestas una y otra vez. Y lo más fastidioso es que casi siempre es sin querer, por el simple olvido, por el pasotismo rancio de mi rutina. Porque aunque me las dé de inconformista... me conformo con poco.

Sé lo que quiero pero me da miedo tomar como equivocación aquello que no sé con seguridad si lo es o no. No me quiero tirar a la piscina desde este trampolín tan alto, porque no veo si está aún llena, prefiero esperar congelado, inerte, dejándome llevar por el destino como llevo haciendo tanto tiempo. Al fin y al cabo fui yo quien elegí y soy yo quien tengo que cargar con las consecuencias de mis actos.

Se me congela el alma pues llevo pensando esto desde hace mucho tiempo, demasiado, y parece que ese tiempo que creo mío también sigue congelado. Y mientras... el frío.

jueves, 3 de enero de 2008

Deshielo

Suaves susurros alados me hablan, me piden que continúe esta andanza, que pise el hielo con los pies descalzos corriendo ávido hacia la meta. Y yo no hago caso. Me quedo sentado desnudo en un bloque de hielo, y me quema, pero no me entero. O hago como que no me entero, como que no sufro, como que paso de todo y de todos. Pero es imposible ignorar lo que existe, aunque es demasiado sencillo querer alcanzar en un vuelo vespertino las cosas lejanas inverosímiles para un alma humana.

Y poco a poco se posterga el salir del nido, aunque hace años que se derritió el hielo de la puerta de la madriguera y ya sé cómo es el Sol. Pero cada vez que salgo parece que es él el que me quema y no el hielo que aún acumula el interior de la honda cueva.

Pero saldré, lo sé, y veré el mundo con ojos renovados. Y entonces, y sólo entonces. Echaré a andar con paso firme en el camino que se ponga por delante y no como algo informe y desinformado que parece más un ave escondida, que el amo de su sino, de su destino, para hacer si me da la gana el pino en el confín de tus labios, de tu pectoral anonadado. Y entonces seré ya ese pajarillo que con sus alas ha emprendido el vuelo de tenues palabras aladas para construirse en lontananza un majestuoso nido.