¿Dónde has entrado?

Acabas de entrar a un extraño mundo, donde el discernimiento humano escribe con una extraña pluma. Mi teclado es rodeado por mi locura en un extraño halo que no puedo alcanzar a definir y cuando se mezcla con algunos profundos sentimientos... da este blog como resultado.

martes, 29 de enero de 2008

Diferentes... semejantes... iguales


Algo diferente entre tanta y tanta gente. Ya no sabe ni lo que siente. Sin embargo conoce a la perfección lo que busca.

Su nombre no será recordado más allá de su muerte pues guarda silencio sobre lo que le bulle por dentro en su mundo de cada día. Pero, en parte, es normal. Quizás si sabe lo que siente, sólo que cambia demasiado en poco tiempo y es consciente pero paciente ante los impacientes cambios. Por ello ese pasar del sentimiento contándoselo sólo a quien sabe con seguridad que le presta su entendimiento.


Le encanta escribir poesía pero nunca se atreve. Él es muy de medir los versos y lo que lleva en su cabeza es verso libre sin remedio. Matemático en su mundo de artistas, donde lo único que dibuja son esas fugitivas aristas. Deseoso de encontrar esa velocidad de escape que le lleva de vez en cuando a casa, en un destartalado tren donde en cierto momento el mar se puede ver.


El mar... tan lejos y tan cerca. Ese humo salino que se disipa en su memoria ocupada en mil y una otras historias le envuelve casi sin que se entere. Pero él lo siente.


Él es en realidad ese otro yo que vive de día, que también piensa, pero un poco menos. Distraído en el extraño jaleo apabullante de una vida que vivir. Y a veces es difícil y aún más cuando se transforma en mí.

miércoles, 23 de enero de 2008

Elecciones


Llueve sobre mojado en mí. Y esa agua universal estoy viendo que disuelve mi estatua de yeso y de cal. Le caen por la cara las gotitas. Y al chupar lo que caía yo me vine a encontrar con gotas saladas y amargas de elecciones que no hube de tomar.

He elegido, ya lo creo, a cada paso, qué bifurcación tomar. Sin obstáculos ni impedimentos cogí la que me llevaba a escapar. Escapar de qué me pregunto ahora, cuando todo parece tan lejos y se ha de mirar sin detalle con un impreciso catalejo. Hay espinas que no tengo, que conseguí muy bien estirpar, pero ahora se han clavado algunas agujas más.

Y me veo muy muy lejos de la dura realidad en un mundo que no entiende, en el mundo del posar. ¡Qué nadie note nada! Es lo único que pido. Que mis lágrimas saladas salgan solas sin sonido.

Pero cuando salgo de mi cárcel, de mi mundo tan austral, y vuelvo a mi hemisferio todo parece cambiar. Y soy quien elegí, quien un camino y no otro tomé. Y no es que me maldiga sino que temo otra decisión tan mía que me lleve a una estancia donde haga demasiado calor por eso ando apesadumbrado como un torpe caracol. El peso de la experiencia empieza un poco a pesar.

Oigo voces en el pasillo, voces que me dan igual, voces que no me entienden. Pero yo decidí aquí estar. Entre desconocidos... Pero esa es mi elección y veo como mis perlas se alejan y yo las quiero alcanzar y el duro deber me aferra.

Palabras vacías, esas en realidad yo no las escogí, las escogieron ellos para comunicarse con el que reside en mí. En cuanto pueda sé que voy a escapar y a meter en el ignoro, éste, mi mundo actual desnudándome en aquel en el que sé que libre puedo ser.

sábado, 19 de enero de 2008

Palabras cazadas al vuelo


Un día se fue. No sé porqué. Palabras empezaron a colgarse de mi cuello formando frases con celo. Y después se desprendían volando como una lanza y es que, a veces, mis sintagmas son un arma o un escudo para enfrentarse al duro mundo. En otras ocasiones esas sílabas no son más que lo más profundo de mi alma escrito en un papel o echadas en un cibernético barquito a la red.

Mis pensamientos parcelan y definen aunque se quedan cortas ante un torrente inmenso de matices cerebrales. Y aunque el viento y el olvido las borran sin pudor a mí me ayudan contra el temblor vital de la existencia expulsando lo que siento y lo que pienso en riadas de emociones líricas comprimidas.

Un día les escribiré una carta sin palabras, sin sintagmas, sin frases, sin sílabas, sin letras y sólo ellas lo entenderán. No sé cómo pues ni yo alcanzaré su comprensión. Pero algo en ellas entenderá lo que nosotros no vemos en un cuadro blanco sobre fondo blanco y en toda su abstracción geométrica donde todo sentimiento se elimina. Y aunque si elimináramos lo que sentimos no seríamos nada más que huesos y carne ellas pueden permitírselo pues sólo son producto de la mente humana en afán eterno de expansión.

Algún día yo no estaré y quizás ellas sigan aquí impertérritas, como soldados ante el palacio de mi alma. Y aunque eliminen los matices de mi ser, las perdono y las perdonaré. No hay nada perfecto y menos algo inventado por los seres más imperfectos de todos. Al fin y al cabo para contar lo que a uno le bulle entre los nervios complicados del cerebro y el bombeo constante del corazón que expande y se contrae hay que asumir riesgos y entre ellos está el de no ser entendido. Pero bueno... por lo menos lo intenté.

Ellas en mi mente seguirán volando sin mayor objetivo que ser cazadas al vuelo, que ser plasmadas donde quiera que haya un ser dispuesto a ello para expresarse, para ser más libre que nunca.

jueves, 17 de enero de 2008

Silenciosa amargura de zombie

Se borraron mis letras paranoicas. Se esfumó lo que era y lo que soy. Una parte de mi alma en el retrete embozando con papeles y tinta de mi ser la salida hacia abajo, hacia el mundo hondo debajo de los pies.

Un problema lingüístico me dicen que es el problema de mi patria. Soy distinto, no soy peor. Pero empeñados en desfigurarme recordándome de donde vengo y adonde voy siguen atacándome simplemente por mala educación.

Con retales voy pegando poco a poco lo que me destruyen mientras callo y me sumerjo entre aguas frías, oscuras en un extraño universo. Nado, ya lo creo, pero es inercia. Nado sabiendo el final y aún así viéndolo tan lejos y con tantas incertidumbres adosadas.

No pretendo que ahora vengan a rogarme saber algo de mí pero por lo menos cuento con los dedos de la mano lo poquito que aún tengo. Y sabiendo que no me tienen... o sí. ¿Por qué seré así? Deberían salir de mi vida más pronto que tarde... Pero no es tan fácil y no sé porqué. Todo es demasiado difícil.

Me gustaría abstraer en un mundo paralelo la lírica poética de algún sentimiento y poder regodearme en él. Y sé que ese universo llegará en forma de libertad y esfuerzo. Pero eso pasará cuando dejé de ser este insigne muerto.

domingo, 13 de enero de 2008

Ni idea

Despierta. El Sol entra por la ventana. Otro día más. ¿Charcos? Quizás. Pero mi corazón sigue latiendo. ¿Ayer lloré? Ya no lo sé, no me acuerdo. Ayer me perdí en lo charcos que derramaste. ¿Dónde? Ni idea.

Despierto. Ya no estás. Nunca estuviste. Eres sólo un reflejo amargo de mi existencia. Yo soy así, soñador. Nunca derramaste sangre que encharcara mi pecho. Y me duele. ¿Por qué? No lo sé. Bueno... En realidad sí. Sufrir y amar es seguir vivo. Y en ambas cosas me quedo a medio.

Surrealismo. Dalí. Ese sí. Relojes mojados en la leche de mi taza. Gracias por la idea genio. Ahora los comeré. Controlaré el tiempo...

¡Oh, no! Me dormí. Con luz de surrealista se tejía el sueño, con largos bigotes que controlaban temporalmente mi alma dormida y engañada. Esperpento.

Hoy estoy loco, pero sé verlo. Loco por la ausencia de algo que echo en falta y no a un tiempo. ¿Qué es? No lo sé, ni idea, no lo sabré. Pero bueno... la razón volverá mañana cuando las estrellas se hayan ido a dormir. Son ellas y la luna seguro. Y el hombre lobo en que me convierto para mí mismo cuando vierto las palabras en un tiesto.

Oscuro. Mejor. Que no me vea nadie. Quiero desaparecer. Ser yo con todas mis caras ocultas. Sí. Hoy seré dado. Al amanecer tiraré y veremos que cara me toca vivir. Azar, probabilidad... Eso es mi vida y algo más.

miércoles, 9 de enero de 2008

Bóveda vidriada


Me abstraigo mientras intento recomponer los cristales que se rompieron en mi bóveda celeste y estrellada. Escucho música como dulce ruido de fondo. Tengo ganas de recomponer el mosaico que yo mismo he destrozado.

Corrientes eternas de un extraño viento polar me rodean y rompen pequeñas porciones de mi cúpula de bellos colores de cielo nocturno.
Es la tristeza acicalándose en mi interior cada día. Aunque por fuera me muestre feliz, confiado y seguro, hay inseguridades profundas en un silo de metros adentro que me hacen destruir mucho de lo construido con el vidrio potente en colores y en buenos recuerdos, aunque hayan otros no tan buenos con tantos defectos. Y quizás sean los malos recuerdos los culpables de tanto esperpento.

Cada día sueño con la cúpula acabada, con mi bóveda terminada. Pero este deshacer y hacer vital me lo impide y creo que me lo impedirá siempre. Pero quizás no sea importante la utopía inalcanzable que yo quiero en mi futuro sino el recorrido con mil sudores que he de recorrer aunque sea para nunca alcanzar esa meta imposible.


Mientras tanto me conformo con no conformarme con el yo que soy. He de mejorar mis mañas haciendo vidrieras hermosas y bellas que un día mire anonadado al mirar atrás.

lunes, 7 de enero de 2008

Congelado


Oigo voces que no quiero escuchar, que intercambiaría sin duda alguna por otras que me son más cercanas aunque las oiga en suspiros insonoros por la distancia. Harto, harto de no tener valor para pegar el salto que me lleve a algún otro lugar...

Quizás es la soledad lo que busco, lo que añoro, lo que deseo. O quizás no.

Demasiadas preguntas tengo en la cabeza queriendo resolver sin dilación, sin tardanza, pero cada vez el tiempo pasa más y más lento, y yo deshago el telar que Penélope teje en mi mente con las respuestas una y otra vez. Y lo más fastidioso es que casi siempre es sin querer, por el simple olvido, por el pasotismo rancio de mi rutina. Porque aunque me las dé de inconformista... me conformo con poco.

Sé lo que quiero pero me da miedo tomar como equivocación aquello que no sé con seguridad si lo es o no. No me quiero tirar a la piscina desde este trampolín tan alto, porque no veo si está aún llena, prefiero esperar congelado, inerte, dejándome llevar por el destino como llevo haciendo tanto tiempo. Al fin y al cabo fui yo quien elegí y soy yo quien tengo que cargar con las consecuencias de mis actos.

Se me congela el alma pues llevo pensando esto desde hace mucho tiempo, demasiado, y parece que ese tiempo que creo mío también sigue congelado. Y mientras... el frío.

jueves, 3 de enero de 2008

Deshielo

Suaves susurros alados me hablan, me piden que continúe esta andanza, que pise el hielo con los pies descalzos corriendo ávido hacia la meta. Y yo no hago caso. Me quedo sentado desnudo en un bloque de hielo, y me quema, pero no me entero. O hago como que no me entero, como que no sufro, como que paso de todo y de todos. Pero es imposible ignorar lo que existe, aunque es demasiado sencillo querer alcanzar en un vuelo vespertino las cosas lejanas inverosímiles para un alma humana.

Y poco a poco se posterga el salir del nido, aunque hace años que se derritió el hielo de la puerta de la madriguera y ya sé cómo es el Sol. Pero cada vez que salgo parece que es él el que me quema y no el hielo que aún acumula el interior de la honda cueva.

Pero saldré, lo sé, y veré el mundo con ojos renovados. Y entonces, y sólo entonces. Echaré a andar con paso firme en el camino que se ponga por delante y no como algo informe y desinformado que parece más un ave escondida, que el amo de su sino, de su destino, para hacer si me da la gana el pino en el confín de tus labios, de tu pectoral anonadado. Y entonces seré ya ese pajarillo que con sus alas ha emprendido el vuelo de tenues palabras aladas para construirse en lontananza un majestuoso nido.