¿Dónde has entrado?

Acabas de entrar a un extraño mundo, donde el discernimiento humano escribe con una extraña pluma. Mi teclado es rodeado por mi locura en un extraño halo que no puedo alcanzar a definir y cuando se mezcla con algunos profundos sentimientos... da este blog como resultado.

lunes, 27 de octubre de 2008

Descenso precipitado



Ansiedad desmedida en el pequeño cuarto. Desahucio a la vuelta de la esquina. Expulsado de aquello que más se acerca a la idea absurda del hogar por la burocracia extendida en un mundo de locos. La burocracia de las palabras que tardan en ser entendidas.

El peso amargo del desposeimiento más absoluto cae sobre mis hombros. El peso propio de la estructura ósea de mis huesos se torna más frágil que nunca y no sustenta ya un cerebro, en proceso de expansión, a punto de explotar.

Miro la televisión. La veo. Y con ella escapo a un mundo de personas que en ningún caso son yo por el simple echo de olvidar. ¿Olvidar el qué? Más bien borrarlo todo de un plumazo y sumirme en la mayor inexistencia posible dentro de mi propio ser.

Nunca me ha gustado vivir. Es triste pero es así. Nadie conoce mis complejos presentes aunque quizás no sólo sean eso. Puede ser que mi propio ser podrido me pudra más y más por dentro y por fuera.

Y me canso enormemente de amargar y de amargarme. Estoy harto de ansiar un amor que nunca llega. Estoy siguiendo el lento camino del porvenir en un mundo en el que cada vez más un halo de zombie me rodea.

No es una llamada de socorro. Es un grito de desesperación.

Mañana será otro día en el recurrente pasar de los días de un mundo con nubes cada vez más oscuras que convierten la vanidad humana en lo más asquerosamente importante.

Quiero descender suavemente sobre alguna selva deshabitada y encontrarme en un nuevo mundo de nuevas estrellas. Quiero quemar el paracaídas que me lleve hasta ese sitio y nunca más recordar lo que sucedió antes de aquel momento. Y así configuraré el precipitado descenso de todo aquello que me puedo llevar a otro mundo, otra vida, de una manera muy real.

jueves, 23 de octubre de 2008

Negra y oscura luz



La luz sutil de un día apergaminado por las nubes que lo pueblan no entra por mi ventana. La noche ha caído como cada día en la latitud mental en la que vivo.

El decaimiento, la desgana y la lluvia se arremolinan ahora en forma de ideas. Ideas renovadas, pasadas, innovadoras, carcas, antiguas, nuevas, modernas... Ideas recurrentes con el maquillaje propio del momento.

Han venido recuerdos que había olvidado y me han echo ver las cosas de otra manera. Ver mis equivocaciones de una forma mucho más crítica. Aprendiendo siempre y a la misma vez triste por el devenir de las cosas.

Quisiera tener tantas cosas que no tengo. Quisiera regar tantas plantas que se marchitaron. Quisiera decir tantas cosas que no dije. Y entonces y sólo entonces el efecto mariposa habría echo su tarea mejor o peor pero distinta al eterno presente que nos ocupa.

Mientras la luz de una farola ilumina la cara de los vagabundos del alma y enseña los pasos arrogantes de los que derrochan gotas doradas de sus almas duras y críticas echando el agua de los charcos a esos mendigantes que no son dueños ni de su propia alma. Siempre el más fuerte arrolla al más débil. Lo curioso es cuando se travisten los papeles, se cambian en una orgía de tensión y desarrollo personal del vagabundo arriostrado en su mundo de pobreza moral.

El agua cae directa de la ducha a mi cara. Despeja mi cara. Me devuelve a la rutina cada mañana. Pero sólo mis lágrimas dicen la verdad. La dicen en aquellos momentos de real tristeza cuando hasta mi orgullo se desprende de mi cuerpo. Cuando sólo queda el complejo de lo que soy, y la vergüenza de no poder ser otro.

Por suerte todo pasa. Pero vuelve. El péndulo recurrente del círculo de la vida.