¿Dónde has entrado?

Acabas de entrar a un extraño mundo, donde el discernimiento humano escribe con una extraña pluma. Mi teclado es rodeado por mi locura en un extraño halo que no puedo alcanzar a definir y cuando se mezcla con algunos profundos sentimientos... da este blog como resultado.

sábado, 29 de marzo de 2008

Fuera de lugar


El río de emociones desmedidas sigue bajando arrastrado por una corriente mal encauzada. Y en apenas unos segundos rodea la isla en la que me encuentro. Veo la otra orilla, pero sólo queda esperar a que la la subida del nivel descienda para cruzar a nado, siempre a contracorriente, a la otra orilla donde alguien, quizás, pueda estar esperándome.

Te das cuenta que elegiste. Que cada paso está rodeado por la experiencia de infinitas elecciones. Pero a cada paso, te encuentras una conclusión, una conclusión que rodea el alma abrazándola y oprimiéndola hasta el punto de no dejarte respirar, de no dejarte sentir cómodo sea cual sea el lugar del mundo en el que te encuentres.


Fuera de lugar, como está una foca ártica en el Amazonas, como el diluvio universal en el desierto del Sahara, como yo mismo en situaciones que no entiendo con personas a quienes quiero pero, irremediablemente, fuera de lugar me siento.

Amenaza la lluvia con convertirse en ácidos y puntiagudos trozos de cristal que se me claven en cada porción que mi cuerpo expone al exterior. Soledad, amarga como siempre, pero no le tocaba aparecer, no. Aparece, siempre, e inunda mi mente con pensamientos que no quiero, que intento expulsar y no me deja. Una incomodidad que arrastro desde tiempos inmemoriales en mi existencia.


Fuera de lugar, apartado, acongojado en un rincón bailando solo la sonata de las mariposas que nunca llegaron a posarse en mi hombro, callado mientras los demás comentan,
dándome la espalda, el azul que el cielo destila tintando con él el techo vital de cada ser de este mundo. Sí, pero no es tan fácil. Nunca lo es. Porque quizás soy yo el que les da la espalda a ellos, quizás soy yo el que huyó de las mariposas para poder echarlas siempre de menos. Pero ello, escapa a mi entendimiento. Lo siento.

viernes, 14 de marzo de 2008

Insomne sueño


Empalmando noches y días en la inmensa vorágine del tiempo. Sin que importe el sueño, o importando poco. Obligándome a un insomnio inducido. Invento mi días con raros destellos de luz y mucho de seguir la corriente vital.

Me encuentro en medio del estadio de mi vida, conozco a los que se sientan en la primera fila de butacas y a los que juegan conmigo el partido. Pero más allá hay vida, me repito. Aunque a veces, un conformismo recalcitrante nos arrastra hacia posiciones de quietud, de no avanzar, donde nos llena la sensación de malgasto del intangible bien temporal al que no influye otro bien más temporal, como la oscura plata surgida de los ataques epilépticos de la madre tierra.

Miro alrededor en el estadio mientras me pongo las gafas del sentimiento que puebla todo corazón humano. Apenas veo con claridad a algunos de los que juegan conmigo, los que abrieron su corazón y volcaron en mi mente la clave binaria de algunos de los archivos encriptados al hacer la raíz cuadrada de sentimientos oscuros y bellos mezclados con la extraña batidora de las vivencias humanas contradictorias.

Y algún día, un árbitro al que no veo, parará el juego. Y no sé si veré o me quedaré ciego, mudo y sordo oliendo lo que no puedo tocar.

Alguien dijo alguna vez que la vida es sueño pero también soñar es vida. Y quiero soñarte en mi estadio, a pesar de que estás en el alargado paraíso que está un poco más al sur.

viernes, 7 de marzo de 2008

Un día de palabras aladas


El significado de una palabra que vuela puede ser cualquiera pero todas las palabras aladas llevan en sus alas adosado el gen de la mutabilidad. Hoy puede ser y mañana ya no quizás.

Un día inicié solo la aventura en un mar de palabras que echar al viento. Y volaron, volaron alto. Y yo sin saber donde llegaban. Y aún sigo vertiendo a la atmósfera un trocito de alma, a la atmósfera de los pescadores de letras.

Un día pensé que desprenderme de lo que me atormentaba sería una buena terapia pero se convirtió en una droga que de mí mismo muchas veces emana. No sé si soy bueno, no me importa. Lo que quiero es dejar mis experiencias por si alguien quiere llegar a mi puerto gris y echar un ratito el ancla.

Un día soñé que me iba, que abandonaba el portal de sentimientos metafóricos cual meteoritos cargados de mis profundos sentimientos que relatan lo que me bulle por dentro, en el centro de mi ser.

Un día vendrá y no sé lo que en él pasara. Pero ello es parte de lo bonito de la vida: la incertidumbre vital. Y lo afrontaré como pueda, y espero no tener que yacer agazapado bajo una alfombra.

Un día las palabras aladas dejarán de volar, lo sé, pero ese día no es hoy. Esperemos que dure, porque es de vital importancia consumir la droga que uno mismo de su propio ser derrama.

martes, 4 de marzo de 2008

Pensamientos soleados


La musa me abandona. Se va de vacaciones al cielo de las palabras trabadas a tiempo. Y me deja en la tierra sin lírica, sin poesía, más solo que un jinete sin caballo, que un maestro sin tiza ni voz que alzar al viento. Espero que vuelva.

Quizás no estuvo nunca y mis palabras no son más que el tránsito agonizante de mis sentimientos hacia fuera. Volcados a un vertedero que intento embellecer como puedo. Pero la basura es basura siempre, menos en algunos muy bellos jardines, donde ese pestilente abono se transforma en alimento que consumen hermosos engendros plantados que se yerguen buscando el cielo y el Sol.

Uno no olvida que aprendió a escribir copiando palabras de otros, y cuando se aleja tanto de ellos hacia el mundo de lo abstracto y lo que parece ajeno siente algo dentro. Traición puede ser. No lo sé. Lo que sé es que uno se define en cada frase y aprende a volar sólo con el tiempo, sin madre que le coja del nido si cae.

Quiero ver el Sol veraniego en la playa, bañándome en las aguas de algún mar austral, pensando en todo aquello en que no pienso porque carezco del suficiente tiempo. Pensar, pensar, pensar... y aunque nos pasamos la vida pensando, siempre se nos olvida algo. Se nos olvida vivir.