¿Dónde has entrado?

Acabas de entrar a un extraño mundo, donde el discernimiento humano escribe con una extraña pluma. Mi teclado es rodeado por mi locura en un extraño halo que no puedo alcanzar a definir y cuando se mezcla con algunos profundos sentimientos... da este blog como resultado.

sábado, 31 de mayo de 2008

Cada oveja con su pareja


Se acerca la estación del estío. Se acerca el calor infernal. Pero mi corazón está frío. ¿Será de tanto pensar?

Quizás no me interese seguir atado en un ramal de las vías de un tren que me puede atropellar. Lo siento, pero si vas a tu apaño yo al mío también iré. No me pidas ni consejos porque no te los daré. Fuiste tú quien rechazaste un asiento aquí a mi lado, ahora se sentarán otros aunque no sean de tu agrado. Y me da igual lo que pienses pero no te pongas a gritar porque puede que no hable ya contigo nunca más.


No sabía que querías conducir por otro camino tan distinto al mío. No sabía que no querías volver a confluir conmigo. Pero ya me lo has dejado todo claro y limpio en mi calzada. En la variante que tu creas para mí has colocado un gigantesco prohibido por si no me había enterado.


Ahora diremos adiós aunque nos veamos de vez en cuando. Pero tú no quieres saber ya porqué derroteros ando. Anda tú por los tuyos, yo tampoco me preocuparé. Pero quien a mi me rechaza, yo a él o ella lo rechazaré.


Y es que estoy harto de barrios de putas con cortinas para hacer lo que les salga de la punta de una visa o de un carné. Ahora ya pienso bastante mejor que hace un año o dos. ¡Iros a tomar aire fresco y dejadme a mí que coja calor!

Cada oveja con su pareja nos dice bien dicho el refrán. Y cuanta razón encuentro. Cuanta razón animal. Porque eso es lo que somos más allá de algún simple y básico conocimiento racional.

sábado, 24 de mayo de 2008

Rampa vital


Mi vida pasa ante mis ojos cual suspiro fugaz. Es una fina hebra de aire comprimido de recuerdos, de vivencias y experiencias. Es un lento devenir hacia el final, con obstáculos, vallas que saltar, pero también con muchas pendientes hacia abajo que nos hace contemplar sin tapujos un cielo estrellado.

Un día me levanté de la cama y corrí hacia mi madre. Aún era un zagal pequeño en aquel entonces. Lloraba como llora desconsoladamente aquel al que la dura verdad de la vida le propina una ración de verdades. La abracé en mi llanto. Ella me abrazó como sólo sabe hacer una madre preguntándome asustada que qué me pasaba. Yo dije con mi tenue e infantil voz de aquellos tiempos que no me quería morir. Había descubierto que no todo es cielo, que la nada de La Historia Interminable es una cruel losa que puede pisarnos. Mi madre sonrío tranquilizadora como sólo una madre puede hacerlo. Yo cejé en mi llanto y vi la cara, la sonrisa, el amor de una persona mortal como yo. Vi el valor en sus ojos para afrontar el destino que yo descubría entonces y que ella tenía asumido desde hacía algún tiempo. Mi llanto paró. Ella no me mintió, no me dijo que no ocurriría lo inevitable, simplemente abrió mi mente para meter en ella osadía hacia el sino del ser humano.

La vida es una serie ordenada de hechos, de repercusiones, de timbales que suenan vibrando. Por eso quiero empezar a colocar con claridad la piedras de mi yo. Construir con sencillos planos una estructura que resista tifones, tormentas, granizos y las más crueles guerras. Quiero ordenar en un sano equilibrio mi mente. Quiero crearme una capa protectora que me haga indemne a palabras que suenan a rancio, resistente a las lenguas bífidas de las serpientes. Y puede que no lo consiga... Pero moriré en el intento de construir mi mundo, la pradera eterna de mis sentimientos.

lunes, 19 de mayo de 2008

Cambios aproximándose



Despiadadas arpías mutan en bellas princesas. Hermosas misses se transforman en monstruos escondidos en cuevas. Jeques árabes adinerados piden dinero frente a una catedral cristiana para no vender sus yates recubiertos de diamantes. El filósofo que un día conocí se dejó la moral olvidada en el sucio rincón de las frases escondidas en el jarrón de porcelana dictatorial china.

No tengo tiempo ni para pensar y pienso. Mil y una responsabilidades me atan y yo paso de ellas porque las estrellas brillan para mí pero no por mí.

Gente pasa por mi vida como ríos de tinta de una fotocopiadora de universidad. Muchas me dejan huella y después desaparecen haciendo indeleble la pisada en mi corazón. Caen irremediable y dolorosamente en el en el diván lleno de polvo de los recuerdos olvidados en un día a día fulgurante y que vuelven a la mente al abrazar una almohada mullida pero sin sentimientos.

Voy conociendo nombres de aquellos que el año que viene no estarán, estoy recordando otros que en años pasados estuvieron.

Nada es para siempre. Sólo la utopía vital por la que lucho día a día me hace buscar esos pequeños trozos de mundo que sean tan míos que nunca me harte de que lo sean.

Hace dos años todo era distinto. Afronté aventuras sin ataduras. Ahora hay ataduras, pero aún así hay que afrontar la aventura. Hay que andar para adelante, como andan otros, sin pararse, sin complejos y mirando muy bien lo que no está tan lejos.

Quizás sea hora de volver sin acabar lo que empecé, quizás no. Eso aún no lo sé y debería. Maldito tiempo que pasa incesante, goteando segundos, chorreando minutos, horas, días, meses, años, decenios... hacia el abismo.

domingo, 11 de mayo de 2008

Mi soledad y yo


Besos perros tras tu mirada de lince. Pisadas de cerdo tras tu pelaje felino. Orgullo herido de león comido por aves carroñeras. Así eres soledad, animal en un corazón que animalizas con cada zarpazo. Con cada oleada de personas en forma de marejada, marejadilla o sutil goteo apareces después.

Y me confundes, cual cordero, porque eres lobo blanco de pelo rizado y hocico chato. Y me abrazas con un abrazo de tristeza. Y lo que más me fastidia es ver como me ayudas a conocerme más para que llegue un día en que pueda vivir sin ti, en que pueda conocerme lo suficiente como para saber evitarte.

Andas en mi siendo tan mía y tan extraña, tan sumamente asquerosa unas veces y tan asquerosamente necesaria otras. Sabes lo que me bulle, cruel espía, cruel obsesión animal, cruel instinto de solitaria soledad en un mundo superpoblado por personas que no dicen nada a un solitario corazón que quiere dejar de serlo.

Nunca entendió que tuviera más compañía que la de mí mismo con ella dentro. Ente egoísta al que basta que le des una mano para que te coja y atrape. Pero hay que ser fuerte, sobreponerse, saber que la verdad está ahí fuera. Sin menospreciar lo que nos bulle por dentro pero sabiendo que no existe solo aquello que llevamos entre ríos de sangre, entre impulsos nerviosos, entre segregaciones del sistema endocrino, entre músculos y huesos.

Un día soñé no tomármelo todo tan a pecho, no dejar que el desánimo arramble con mi vida. Y es imposible, hay días malos y buenos. Pero solo no estoy. Hay miles de personas que no conozco, millones, y quizás ansían lo mismo que yo... unas palabras con el corazón, sin mentiras, escuchando y siendo escuchado. Y de las pocas personas que conozco en ese mar humano mundial hay algunas que están lejos, otras cerca, y de ellas hay personas muy especiales. Y no lo olvido. Porque el mayor error es el olvido, y otro también grande el no ser agradecido y corresponder lo que nos han cedido en forma de amistad para que esa soledad no nos deje heridos.

lunes, 5 de mayo de 2008

Mi voz aparece


Nos pasamos toda la vida viendo la paja en el ojo ajeno mientras dejamos pudrirse nuestro propio montón de heno. Cuida lo tuyo y deja al otro con todo su orgullo. Ayuda sin duda, pero sin dejar de ver tus errores que los que te quieren te dicen. Pero nunca critiques aquello de lo que pecas, pues puede ser que acabes con una mano delante y la otra detrás tapando tu rabo de ojos que quieren oler a carne quemada antes de que vaya a amanecer.

Las olas chocan contra escarpados acantilados. El ser humano nunca tuvo remedio. La lluvia choca contra el suelo. Chocaron intereses en Constantinopla. Los ríos desembocan en lagos y mares. La guerra fría tuvo muertos de sangre caliente y armas que proliferaron cual tulipanes en un campo holandés. El tulipán negro existió y existe como existen odios y complejos que jamás comprendí.


Mi voz aparece, se libera poco a poco de cadenas que me ataban. Cadenas que se abrían recitando la contraseña en voz alta. Pero es muy cómodo ser alimentado por carceleros de mentes llamados complejos en el vulgar lenguaje de una lengua romance hablada por tantos y tantos en la cruel desesperación del que intenta comunicar lo más abstracto.


Diré lo que soy, lo que pienso. Aunque no tenga sentido. Diré también lo que imagino y lo que pienso, aunque la gente sin imaginación me tache de psicótico, me acuse de tejer bufandas con hilos de nube.


Apareció un día una realidad que no entendía. Ha pasado el tiempo. Mi entendimiento ha mejorado. Así que basta ya de heno podrido, de ideas carcas en mi mundo que debe andar hacia delante. La meta se acerca, a cada paso está más cerca. Y aunque puede que sea una de mis utopías, no moriré sentado en el sillón de ver pasar el tiempo. Correré sintiendo el aire en mi rostro, traduciendo impulsos visuales y sonoros.