¿Dónde has entrado?

Acabas de entrar a un extraño mundo, donde el discernimiento humano escribe con una extraña pluma. Mi teclado es rodeado por mi locura en un extraño halo que no puedo alcanzar a definir y cuando se mezcla con algunos profundos sentimientos... da este blog como resultado.

jueves, 24 de julio de 2008

Sólo soy una persona



Los sueños y las pesadillas se funden en la infinitud de la noche, en el incontable número de estrellas que acompañan a la solitaria Luna. Acostado en la arena veo el cielo mutar de color para ser como un camaleón que muta para engañar al lejano Sol que empieza a despuntar. Cuando aún no se le ve el cielo cambia a lila y después es azul que a todos nos encandila.

Y yo abajo, como un átomo atómico. Célula sin importancia en el vasto universo. Y pensar que me bullen tantas cosas por dentro... A veces no lo entiendo, a veces desearía que no fuera así, a veces desearía que estuviéramos todos muertos. Pero no, no tengo ni valor para morirme aún menos para pedir o exigir a los demás que lo hagan. Estoy un poco loco, sí, pero soy sólo un persona.

No soy una tele que te dé las noticias cada día, no. No soy un muñeco al que abrazar, gritar o dar puñetazos cuando a uno le apetezca, no. No soy un diario al que contar cada día las penas, las desdichas y si acaso alguna que otra alegría, no. Sólo soy un persona. Solamente aunque haya quien no lo comprenda.

En la noche me camuflo como hace el cielo cada día. Durmiendo o refugiándome en la bebida. Y así quizás pueda ser el camaleón celeste que todos ansiamos ser. Aunque después siempre soy yo, tan simple como eso. Sólo soy una persona y sin trampa ni cartón porque todo se me nota. Hasta la más leve gota de hastío, hasta el más flojo suspiro de ironía, hasta la más recóndita cana de enfado. Lo siento, soy transparente, crío e inconsciente. Pero sigo siendo sólo un persona con todos mis sentimientos que de nada y de todo se arrepiente.

martes, 8 de julio de 2008

Y dudo, y sigo.



Repito las constantes que hace tiempo aprendí estancado entre el estiércol de aquel agobio que nunca entendí. Reitero los tópicos que en literatura escuché pues de tanto leer los hice míos cuando los oí aquella vez.

Y es que el ser humano se ha venido cuestionando una y mil veces las mismas pequeñas cosas que forman nuestra existencia sin hallar satisfactorias respuestas en la mayoría de los casos a las grandes preguntas que nos aguardan al girar cada esquina. El ser humano ha utilizado de forma torpe y grácil a un tiempo las mismas figuras retóricas que adornan sentimientos y recuerdos a cientos. Sí, siempre lo mismo pero con una gama infinita de colores en la paleta indeleble del tiempo.

Y yo puede que sea el príncipe del reino de las sonrisas olvidadas o el rey de la república independiente de las vías del tren o el mendigo del país donde, en vez de agua, de las fuentes mana oro líquido. Y tantas circunstancias pueden darse, tantos caminos, tantas bifurcaciones pueden encontrarse que miles de veces me he parado con miedo, cientos de veces he dado pasos atrás, millones de veces me he sentido horrorizado... Pero las escaleras mecánicas que llevan hacia la boca del metro no cesan, no paran, no se rompen, y por ello he de continuar. Porque sin mí mi vida no tiene sentido.