Dormir. No más. Entre hormigón y acero galvanizado. Una arquitectura tecnológica y matemática se desenvuelve femenina y viril a un tiempo. Suave y orgánica pero milimétricamente pensada, totalmente cartesiana en verdad. La mayor de las mentiras, el mayor de los engaños, la más grande de las falsedades. Haciéndome creer lo que no quiero entre las cuatro paredes de una minúscula habitación manipulada por el intelecto de otro. La máquina a su lado, creando ficticios climas, falaces manantiales de agua por doquier. No hay ríos, hay tuberías. No hay sol, hay bombillas. No hay brisa, hay un ventilador. No hay palabras, hay letras en un ordenador. ¿Deshumanización? ¿Progreso? ¿Futuro? ¿Presente? Tiempos desdibujados en las tres dimensiones reales... y en las tres dimensiones irreales de una película o un videojuego en 3D. Yo antes sólo quería ser feliz, ahora quiero un chip... un chip para ser feliz. Nanotecnología para mí. Y para tí. Y para él. Y para controlar un mundo con la ética que cabe en la cabeza de un ínfimo alfiler. Quiero dormir. No quiero más...
Viva, luego escribo.
Hace 1 año