No escribir, no leer. Darse de repente cuenta del abondono. El propio, el peor. El de no leer, el de no escribir, el de escuchar demasiado, el de trabajar sin aporte de material.
El corazón palpita desbocado. El que cuidas no sabe cuidar. Ansiada ansiosa ansiedad. Los argumentos te dan vueltas. Lo visto no se borra con un botón, ni con varios, ni haciendo selección para cortar y no pegar nunca.
Quieres ver el camino recorrido a la inversa. Pero no. Las murallas de la Unión Soviética otra vez se levantaron entre vosotros. Demasiadas veces en demasiado poco tiempo.
Espacios. Espacios recorridos. Espacios recorridos en tan sólo quince eternos minutos. Espacios recorribles que no se recorren.
Paisajes. Paisajes verdes. Paisajes verdes sobre el desierto de arena con sabor a óxido. Paisaje lunar en el planeta de la ensoñación despierta.
Soldador. Soldador inverter. Soldador inverter conectado a un generador que no da suficiente corriente ni para diez míseros amperios, ni para un electrodo de uno y medio. Soldador sin vida, sin cordones de unión.
Repetición. Repetición anunciada. Repetición anunciada por una vida con eterno retorno, pero sin retornos y sin eternos. Repetición de palabras aladas en un blog abandonado.
Palabras vomitadas, palabras tenues, palabras calmantes, palabras recalcitrantes.
Vuelta devuelta. De vuelta.
Vuelta devuelta. De vuelta.