Nos pasamos toda la vida viendo la paja en el ojo ajeno mientras dejamos pudrirse nuestro propio montón de heno. Cuida lo tuyo y deja al otro con todo su orgullo. Ayuda sin duda, pero sin dejar de ver tus errores que los que te quieren te dicen. Pero nunca critiques aquello de lo que pecas, pues puede ser que acabes con una mano delante y la otra detrás tapando tu rabo de ojos que quieren oler a carne quemada antes de que vaya a amanecer.
Las olas chocan contra escarpados acantilados. El ser humano nunca tuvo remedio. La lluvia choca contra el suelo. Chocaron intereses en Constantinopla. Los ríos desembocan en lagos y mares. La guerra fría tuvo muertos de sangre caliente y armas que proliferaron cual tulipanes en un campo holandés. El tulipán negro existió y existe como existen odios y complejos que jamás comprendí.
Mi voz aparece, se libera poco a poco de cadenas que me ataban. Cadenas que se abrían recitando la contraseña en voz alta. Pero es muy cómodo ser alimentado por carceleros de mentes llamados complejos en el vulgar lenguaje de una lengua romance hablada por tantos y tantos en la cruel desesperación del que intenta comunicar lo más abstracto.
Diré lo que soy, lo que pienso. Aunque no tenga sentido. Diré también lo que imagino y lo que pienso, aunque la gente sin imaginación me tache de psicótico, me acuse de tejer bufandas con hilos de nube.
Apareció un día una realidad que no entendía. Ha pasado el tiempo. Mi entendimiento ha mejorado. Así que basta ya de heno podrido, de ideas carcas en mi mundo que debe andar hacia delante. La meta se acerca, a cada paso está más cerca. Y aunque puede que sea una de mis utopías, no moriré sentado en el sillón de ver pasar el tiempo. Correré sintiendo el aire en mi rostro, traduciendo impulsos visuales y sonoros.
Las olas chocan contra escarpados acantilados. El ser humano nunca tuvo remedio. La lluvia choca contra el suelo. Chocaron intereses en Constantinopla. Los ríos desembocan en lagos y mares. La guerra fría tuvo muertos de sangre caliente y armas que proliferaron cual tulipanes en un campo holandés. El tulipán negro existió y existe como existen odios y complejos que jamás comprendí.
Mi voz aparece, se libera poco a poco de cadenas que me ataban. Cadenas que se abrían recitando la contraseña en voz alta. Pero es muy cómodo ser alimentado por carceleros de mentes llamados complejos en el vulgar lenguaje de una lengua romance hablada por tantos y tantos en la cruel desesperación del que intenta comunicar lo más abstracto.
Diré lo que soy, lo que pienso. Aunque no tenga sentido. Diré también lo que imagino y lo que pienso, aunque la gente sin imaginación me tache de psicótico, me acuse de tejer bufandas con hilos de nube.
Apareció un día una realidad que no entendía. Ha pasado el tiempo. Mi entendimiento ha mejorado. Así que basta ya de heno podrido, de ideas carcas en mi mundo que debe andar hacia delante. La meta se acerca, a cada paso está más cerca. Y aunque puede que sea una de mis utopías, no moriré sentado en el sillón de ver pasar el tiempo. Correré sintiendo el aire en mi rostro, traduciendo impulsos visuales y sonoros.
2 comentarios:
gracias Fran. Me encantan tus comentarios, porque me haces ver que te conduzco a la reflexión cuando intentas darle vueltas a lo que expreso, a lo que siento, y a lo que espero que tu sientas tuyo si queires también.
sabes este texto, sobre todo la entrada me lleva al concepto de doble moral que tanta presencia tiene. odio la doble moral, pero también peco de ella. es tan díficil no hacerlo...
un abrazooo! :D
que quiers que te diga, a veces da tanto miedo levantarse del sofa que uno se queda permanentemente ahi sentado viendo como se le acumula la paja del pavor.
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