Un día se fue. No sé porqué. Palabras empezaron a colgarse de mi cuello formando frases con celo. Y después se desprendían volando como una lanza y es que, a veces, mis sintagmas son un arma o un escudo para enfrentarse al duro mundo. En otras ocasiones esas sílabas no son más que lo más profundo de mi alma escrito en un papel o echadas en un cibernético barquito a la red.
Mis pensamientos parcelan y definen aunque se quedan cortas ante un torrente inmenso de matices cerebrales. Y aunque el viento y el olvido las borran sin pudor a mí me ayudan contra el temblor vital de la existencia expulsando lo que siento y lo que pienso en riadas de emociones líricas comprimidas.
Un día les escribiré una carta sin palabras, sin sintagmas, sin frases, sin sílabas, sin letras y sólo ellas lo entenderán. No sé cómo pues ni yo alcanzaré su comprensión. Pero algo en ellas entenderá lo que nosotros no vemos en un cuadro blanco sobre fondo blanco y en toda su abstracción geométrica donde todo sentimiento se elimina. Y aunque si elimináramos lo que sentimos no seríamos nada más que huesos y carne ellas pueden permitírselo pues sólo son producto de la mente humana en afán eterno de expansión.
Algún día yo no estaré y quizás ellas sigan aquí impertérritas, como soldados ante el palacio de mi alma. Y aunque eliminen los matices de mi ser, las perdono y las perdonaré. No hay nada perfecto y menos algo inventado por los seres más imperfectos de todos. Al fin y al cabo para contar lo que a uno le bulle entre los nervios complicados del cerebro y el bombeo constante del corazón que expande y se contrae hay que asumir riesgos y entre ellos está el de no ser entendido. Pero bueno... por lo menos lo intenté.
Ellas en mi mente seguirán volando sin mayor objetivo que ser cazadas al vuelo, que ser plasmadas donde quiera que haya un ser dispuesto a ello para expresarse, para ser más libre que nunca.
Mis pensamientos parcelan y definen aunque se quedan cortas ante un torrente inmenso de matices cerebrales. Y aunque el viento y el olvido las borran sin pudor a mí me ayudan contra el temblor vital de la existencia expulsando lo que siento y lo que pienso en riadas de emociones líricas comprimidas.
Un día les escribiré una carta sin palabras, sin sintagmas, sin frases, sin sílabas, sin letras y sólo ellas lo entenderán. No sé cómo pues ni yo alcanzaré su comprensión. Pero algo en ellas entenderá lo que nosotros no vemos en un cuadro blanco sobre fondo blanco y en toda su abstracción geométrica donde todo sentimiento se elimina. Y aunque si elimináramos lo que sentimos no seríamos nada más que huesos y carne ellas pueden permitírselo pues sólo son producto de la mente humana en afán eterno de expansión.
Algún día yo no estaré y quizás ellas sigan aquí impertérritas, como soldados ante el palacio de mi alma. Y aunque eliminen los matices de mi ser, las perdono y las perdonaré. No hay nada perfecto y menos algo inventado por los seres más imperfectos de todos. Al fin y al cabo para contar lo que a uno le bulle entre los nervios complicados del cerebro y el bombeo constante del corazón que expande y se contrae hay que asumir riesgos y entre ellos está el de no ser entendido. Pero bueno... por lo menos lo intenté.
Ellas en mi mente seguirán volando sin mayor objetivo que ser cazadas al vuelo, que ser plasmadas donde quiera que haya un ser dispuesto a ello para expresarse, para ser más libre que nunca.
5 comentarios:
Genial. Me ha dejado sin palabras. Me gusta mucho como escribes^^
Y ya veo que a ti también te gusta Love Of Lesbian jaja
un besito
Gracias por pasarte por mi blog. Ahora, gracias a eso, sé donde tú habitas.
Un mago nace de la palabra, y se alimenta de ella. Con la palabra nombra a la naturaleza, y con la palabra la atrae, la seduce y conquista. Con la palabra comprende y modela a las fuerzas del universo, interpreta sus leyes y escribe las suyas propias bajo el auspicio de lo dinámicamente inmutable.
Otro viejo misterio se ha revelado a tu conciencia, quizás como justa retribución al trabajo bien hecho. Ahora comprendes ese sentimiento de compañía, esa convicción de no estar solo que le acompañó cada día de su vida física. Se recordaba asistido y contenido, salvado y dirigido por una fuerza superior que parecía tener un plan para el.
Tantas veces había querido apartarse de esa senda a la que finalmente llamó destino.... qué ingenuo había sido... " yo fui mi propio Dios", se dijo, y su risa duró otra eternidad.
Palabras.
Un abrazo.
Bohème.
Muchas gracias por tu visita a mi blog y por la firma. Tu blog es muy interesante y está muy bien lo que escribes. Cuídate y espero que vuelvas por mi blog. Un saludo!
A veces me duelen los sintagmas de antes, ¿y a ti?
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