Tu ojo podría ver cien rayas paralelas sobre una uña a un metro de distancia. Pero tu cerebro no le deja. Selecciona sin pedirte permiso. Una broma más de la mentira que es la vida. Piensas que eres tú, que tomas tus propias decisiones pero no... el subconsciente es la mano negra que te rige, sin que tu consciente hábilmente manipulado se dé cuenta. Y esto no es mío, no es otra elucubración hipnótica de mi mente, es ciencia comprobada y comprobable. Hay que joderse.
Ahora es cuando empiezo yo, o mi subconsciente, a viajar por un mundo mío pero inerte sin saber si hablar en primera o tercera persona pues soy yo y ello a un tiempo. Va a ser más verdad que nunca eso del extraño que llevamos dentro. Asumirlo es lo más duro, es constatar que la empresa no la lleva el jefe sino los secretarios, y perder con ello siglos cogidos con pinzas por el intelecto común de la humanidad.
Las implicaciones personales son devastadoras. Pierdo el norte de una vez por todas porque en realidad nunca lo tuve. Fui, soy y seré sólo un amalgama de necesidades evolutivas que me llevan hacia el fin... y sin poder perpetuar la especie.
Quiero pensar, aunque no sé si yo lo hago, que el extraño es parte de mí aunque no nos entendamos. Ya bastante hay fuera, bastantes asquerosas repulsiones egoístas acciones de verdaderos otros seres cuyo único objetivo es perpetuarse en el mundo sin llegar a plantearse que en lo efímero está la respuesta. No puedes inmortalizar lo condenado al olvido y a la muerte.
1 comentario:
yo no creo ser tener un extraño.
Mas bien yo debo de ser la intrusa para él.
:)
besos.
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