¿Dónde has entrado?

Acabas de entrar a un extraño mundo, donde el discernimiento humano escribe con una extraña pluma. Mi teclado es rodeado por mi locura en un extraño halo que no puedo alcanzar a definir y cuando se mezcla con algunos profundos sentimientos... da este blog como resultado.

lunes, 17 de agosto de 2020

Trompo con filigrana

Érase una vez la suave quietud de la inquieta palabra escrita. Escondida y pública. Temerosa y desvergonzada. Adentrada y exterior. 

Un día pulsé el botón de pause hacia una vida acelarada. Enchufé los motores imparables de la desconexión. El vendaval que te tira. La marea que te arrastra. El Sol que te quema. La lluvia que te moja. El río que te arrastra. La queja que se yergue. El yo que se apaga. La vida que te vive. 
 
Y, de repente, la autovía del día a día decidió que mi coche de rutinas y lamentos derrapara y diera tres vueltas de campana melancólicas. Y salí un poco, sólo un poco, de debajo de los hierros de plastilinas neuróticas y perfeccionistas. Con muletas de madera de roble del formón de la calma después de la tormenta. 
 
Pero al que algo quiere, algo le cuesta. Así que por el camino desansiado de la deceleración forzada hallé respuestas inusitadas. Me quité pesos que la columna y el ánimo lastraban y perdí por momentos la naturaleza muerta en que habitaba y la sonrisa perenne de un alma atribulada.  
 
Y me equivoco, como me equivocaba y me equivocaré. ¡Y elijo y he elegido mal toda la vida! Pero también bien. Porque mi humanidad no es más ni menos ni de más allá.  
 
¿Me bajaré, por fin, del cajón para tocarlo? ¿Viviré al fin la vida y no el espejismo que mi mente crea? ¿Abriré la llave voladora de emociones contenidas?  
 
Paré por accidente para encontrar las piedras en el camino e intentar darles un abrazo, o al menos, algo de vino.

martes, 17 de abril de 2018

De vuelta.

No escribir, no leer. Darse de repente cuenta del abondono. El propio, el peor. El de no leer, el de no escribir, el de escuchar demasiado, el de trabajar sin aporte de material.

El corazón palpita desbocado. El que cuidas no sabe cuidar. Ansiada ansiosa ansiedad. Los argumentos te dan vueltas. Lo visto no se borra con un botón, ni con varios, ni haciendo selección para cortar y no pegar nunca. 

Quieres ver el camino recorrido a la inversa. Pero no. Las murallas de la Unión Soviética otra vez se levantaron entre vosotros. Demasiadas veces en demasiado poco tiempo. 

Espacios. Espacios recorridos. Espacios recorridos en tan sólo quince eternos minutos. Espacios recorribles que no se recorren. 

Paisajes. Paisajes verdes. Paisajes verdes sobre el desierto de arena con sabor a óxido. Paisaje lunar en el planeta de la ensoñación despierta. 

Soldador. Soldador inverter. Soldador inverter conectado a un generador que no da suficiente corriente ni para diez míseros amperios, ni para un electrodo de uno y medio. Soldador sin vida, sin cordones de unión. 

Repetición. Repetición anunciada. Repetición anunciada por una vida con eterno retorno, pero sin retornos y sin eternos. Repetición de palabras aladas en un blog abandonado. 

Palabras vomitadas, palabras tenues, palabras calmantes, palabras recalcitrantes. 

Vuelta devuelta. De vuelta. 

miércoles, 8 de julio de 2015

Para mí

Y aquí sigo, impertérrito. Con el corazón cerrado, los ojos abiertos y las orejas caídas. Con el sentir joven y cansado.

Nunca digas siempre, ni siempre digas nunca. Las palabras siempre fueron de ida y vuelta. Las personas, sin embargo, nunca fuimos. Ni con el verbo ser ni con el verbo ir. 

Es duro tener que volver a escapar por el laberinto de las palabras intrincadas. Tener que perderse, para encontrarse, en el mar de sentidos remolinos, en el huracán de vertiginosas vorágines de puños apretados, en el desierto de arenosas ansiedades, en la selva de las descorazonadoras decepciones. 

Sentir que ahí está el pozo y su fondo, y quizás, sólo quizás, se está a gusto en sus aguas putrefactas. Al fin y al cabo, uno no huele lo que huele como uno. 

Cansancio y hartazgo. Sin saber bien ni el porqué ni el para qué, sabiendo claro el para mí.

lunes, 3 de diciembre de 2012

Claridad


Agua clara que desciende rápida cuando nace con la vorágine del tiempo y de lo nuevo. Agua que aumenta su caudal poquito a poco recibiendo los regalos de la niñez y madurez prematura. Agua que después se estabiliza en un rítmico caudal que continúa creciendo. Agua que se enriquece de minerales varios. Agua que se estanca en un embalse la mitad de su vida.

Y yo no quiero embalse, no quiero presas de las mil gargantas que atragantan. Tampoco quiero desierto, ni dormido ni despierto, aunque sea un mar de arena por la que escurrirme hasta algún sitio ahí abajo que no entiendo. Tampoco quiero ya el final oceánico y acuoso de mis días acompañado con efluvios lacrimosos. Pero estoy harto y lo grito a los cuatro puntos cardinales con sus vientos adosados. 

Un día dí un paso hacia delante. Intenté hacerlo con talante. Pero no. Las puertas se cierran y abren, sus goznes chirrían y no me interesan. Ya lo conté hace mucho tiempo y me canso de hacerlo... y de vivirlo también estoy harto. ¿Y cual es el problema del ruido? No estar suficientemente lejos para no escucharlo. Básicamente refugiarte en la habitación contigua a los chirridos que no cesan, de manera periódica, es como andar por el borde de una fría piscina sin atreverte a tirarte. Pero es que saber nadar no es flotar en el agua.

Quiero volver a la tinta que aparece y desaparece con la magia increíble que nunca decrece. Quiero volver a las notas que nunca me sobran y que me rodean tenuemente de forma vehemente. Quiero volver a las lenguas de fuego, que poco a poco descifro, trepando por la gigantesca torre de Babel de este siglo. Quiero volver al esfuerzo que refuerzo con lo estable de un camino, yo no trepo. Quiero volver a zambullirme en lejanos estanques y ver con claridad en su fondo que nada se esconde.

Y es que en este espacio temporal en el que se convive malviviendo no se puede soportar al que anda jodiendo. Ser transparente y sincero puede ser una utopía pero estoy harto de tanta frugal miopía. Claridad por favor jamás abandones mi seno y contagia a todo aquel que ose entrar en mis terrenos.

¿Qué es lo malo? Que un día, hace ya mucho, perdí la inocencia. Ya no puedo diferenciar sin dudar, creer sin querer. Y dudo de lo mostrado, por si me dicen algo supuestamente claro y después resulta que soy timado. 

Quiero recorrer mil leguas en mi mente para salir de repente a un mar de algo nuevo. Por favor destino ponme algún camino.

miércoles, 30 de mayo de 2012

Mucho ojo



De repente salté en parapente. Mi corazón acorazado se descorazonaba. Cada ida con caída. Cada vuelta con revuelta. La locura que no todo lo cura. Entender que en tender tendeles de mortero no está el mundo entero.Y volver a ver el velado velo.

¿Surrealismo? ¿Su realismo? Mi realidad, mi deidad, mi estabilidad. 

Siempre comentaban, en tenues susurros, la existencia de un equilibrio inestable. Yo lo creía y no a un tiempo. Yo me reía y no a un tiempo. Pero era cierto. La frontera invisible, de un mundo deseado y otro real, se desdibujaba suavemente con un carboncillo en su pueril capricho.

"Ver da verdad", pensaba el ciego en su ceguera. No veía la mentira del mundo intangible. Vi su ala visual en perfecto estado y el ala del conocimiento estaba tocada. Y aquí no lo cura la locura. Ni de ello libra el libro. Ni se desgaja el que trabaja.

¿Por qué coraza y corazón tienen la misma raíz? Una dura, el otro blando. Una fémina, el otro macho. Una inerte, el otro late. Una  fuerte, el otro blando.

Parece que aparece el desaparecido. ¿Un espejismo? Quizás. Porque el espejo sí engaña, es visual. Arráncate los ojos antes de confiar. ¿Por qué siguen en tu cara, en tu rostro? Es la fianza de la confianza. Es tu óbolo para el barquero del Hades. De tu cara a Caronte. Curiosa sátira.

lunes, 14 de noviembre de 2011

¿Real o irreal?


Mente en blanco. Ojos en blanco también. Suave exasperación de la nada contenida en el poso inerte del terrazo mayoritario en los suelos de las regiones sureñas de cierto continente. Incomprensión de un mundo que creía entender. 

Verdades y mentiras que se funden en la tela asfáltica que protege la ventana de mi salón ocular. Verdades y mentiras que se unen en la trenza del hilo de Ariadna que se hizo el Minotauro para limpiarse los dientes después de la cena. Verdades y mentiras que se fusionan en la piel que parchea el tambor de mi membrana timpánica ante cosas que escuché y son sin serlo. Verdades y mentiras que confunden a las neuronas, algunas inocentes y otras no tanto, de una mente confiada.

Al tocar el agua del lago una onda se expande y un corazón se contrae ante tanta desidia. La regla de tres daba un número con exceso de decimales para la vida corriente. La raíz cuadrada de un número negativo existía y no a un tiempo. Ser irreal o imaginario es ser. Pero en el mundo de lo real hay que ser real o no eres nada más que una especie de ente ambicioso pero con los días contados, aunque no sepamos bien el número de horas, de ahí la ansiedad imbécil de algunos por seguir escalando por una especie de muro resbaladizo de las lamentables lamentaciones humanas.

Quise conseguir algo mejor y la puerta, antes abierta de par en par, hizo un movimiento hacia el cierre aunque no se cerró del todo. Pero la cierro yo y de un maleducado portazo, no me merece la pena las medias tintas ni los goznes que chirrían en exceso ante la falta de aceite cuando hay portones enormes que se abren sin ruido y con total facilidad. Lo malo es no saber si era real esa puerta o si estaba colocada en un universo inalcanzable de estrellas muy lejanas de nuestro Sol y yo no me daba cuenta. Lo malo es la mentira que subyace en aquello que estuvo cerca.

Es duro ser la herejía de los propios herejes pues no sabe ya uno en este mundo qué hacía.

jueves, 10 de noviembre de 2011

Sol escondido


¿De qué sirve ser un Sol entre tinieblas? Intentas enhebrar el hilo de la vida en la aguja del tiempo y tejer con todo ello algo de abrigo para el frío invierno. Pero Penélope teje y desteje para que siempre estemos confeccionando efímeras prendas que no protegen nada o casi nada.

Me vi desnudo entre las aguas turbulentas de un mar que no cesa de lanzar olas gigantes. Te arrastra, te lleva y acabas como si nada en un playa paradisíaca solo, como siempre, como es costumbre. La resaca del agua de mar es la peor de las resacas.

Pones empeño, esfuerzo, tiempo y dinero en cosas que se desvanecen como castillos de naipes con la más leve brisa. El sálvese quien pueda es el leitmotiv de demasiadas personas en un mundo en el que los samurais y demás gente de honor son una rara avis en peligro de extinción.

Ahora me toca ponerme una capa genial de invisibilidad que me tape todo entero y que al despertar me permita asegurar que nadie pudo encontrarme pues necesitaba soledad. Quiero que el Sol se esconda, que no me queme ya.

miércoles, 9 de noviembre de 2011

Confianza con fianza




Las letras se desdibujaron, la tinta fue encharcada por la sangre derramada de un corazón que se desborda. Hacer las cosas bien no es garantía, es tontería. Los pasos hacia atrás son los más sabios cuando delante tienes el precipicio desconocido, que igual tiene un metro que ochenta.

La marea subió y bajó caprichosa pero obediente con la luna. Mientras tanto en la fosa más profunda una extraña tranquilidad y un desesperante silencio bajo litros y litros de agua.

Quise sacar el conejo de la chistera y que todos vieran el truco. Pero así no funciona la magia. Quise tocar el instrumento más sencillo. Pero me equivoqué en la primera nota. Quise actuar en el teatro de la vida. Pero los actores experimentados ya saben qué registro tienen que usar en la actuación continua y descabellada del día a día además del cuando y el donde.

Y sentado en un banco o acostado en mi cama pienso en si la coraza que recogí es o no de un muerto. Y vivo pensado y pienso viviendo si la confianza con fianza recogida es un arpía de ojos rojos o un trol de las cavernas polares.

Mañana será otro día, pero en realidad eso es la rutina de cada día, que sea diferente al anterior por lo menos en la fecha.

viernes, 12 de agosto de 2011

Descomponiendo palabras



Confianza con fianza... Encerrarte con arte... Escapar es capar...


Una cantante famosa de un estado que no está donde se espera, retorcía palabras de amor mientras por consumo de cortezas y cervezas pedía una cuenta en el bar de enfrente del ayuntamiento de Valencia. Pero hay bares si va alguna res a comprar algo cual furibundo animal que todo lo hace mal.
Quise comerme las letras inexistentes entre dos palabras contiguas y no pude. Por ello un discurso con una lógica mediana pasó a ser el discurso de la mente cansada de confabular por puro aburrimiento y nada más. Pero lo peor no es que las palabras que rodean a "lo" sean compuestas por las mismas letras... Lo peor es que el pero lo pongo siempre yo con una moral exquisita, aunque nunca entendiera bien el significado exacto de lo que no se toca y de aquello que aunque se toca se escapa suavemente entre las manos, como el aire, el humo y demás engendros del mundo de los gases.

Es la pera, así que espera. Aún nos queda un final.

viernes, 8 de julio de 2011

Dormir. No más.


Dormir. No más. Entre hormigón y acero galvanizado. Una arquitectura tecnológica y matemática se desenvuelve femenina y viril a un tiempo. Suave y orgánica pero milimétricamente pensada, totalmente cartesiana en verdad. La mayor de las mentiras, el mayor de los engaños, la más grande de las falsedades. Haciéndome creer lo que no quiero entre las cuatro paredes de una minúscula habitación manipulada por el intelecto de otro. La máquina a su lado, creando ficticios climas, falaces manantiales de agua por doquier. No hay ríos, hay tuberías. No hay sol, hay bombillas. No hay brisa, hay un ventilador. No hay palabras, hay letras en un ordenador. ¿Deshumanización? ¿Progreso? ¿Futuro? ¿Presente? Tiempos desdibujados en las tres dimensiones reales... y en las tres dimensiones irreales de una película o un videojuego en 3D. Yo antes sólo quería ser feliz, ahora quiero un chip... un chip para ser feliz. Nanotecnología para mí. Y para tí. Y para él. Y para controlar un mundo con la ética que cabe en la cabeza de un ínfimo alfiler. Quiero dormir. No quiero más...