¿Dónde has entrado?

Acabas de entrar a un extraño mundo, donde el discernimiento humano escribe con una extraña pluma. Mi teclado es rodeado por mi locura en un extraño halo que no puedo alcanzar a definir y cuando se mezcla con algunos profundos sentimientos... da este blog como resultado.

miércoles, 19 de mayo de 2010

Ríos de pinta

Las ratas se marchan ya en pos de ríos de sangre que chupar. Chirriaron con sus hocicos como suenan los goznes de una puerta anciana. Su sonido era el peso sobre mis tímpanos de lo que tengo y de lo que no. No quiero lo que tengo y quiero lo que no tengo. No me autocompadezco de mí mismo. Nunca sirvió para nada. Pero todos los días me despierto en el mismo lugar con la canción de una arquitectura racional cayendo al suelo de las ruinas más pesadas.

De repente empiezas a odiar las escuelas pues en ellas están los únicos seres realmente felices de este mundo. Es feliz el necio, y semifeliz el que se lo hace. Porque la ignorancia es una grado más en el deconstructivismo absurdo actual.

La historia interminable sí acababa. Sí se distingue el cuadro blanco sobre fondo blanco. Nadie vive ya en la Casa de la Cascada, ni en la Casa Farnsworth, ni en la Ville Savoye. Nadie sabe exactamente qué hay detrás del fin.

Cambio, me cambian, me cambio. Y aunque puedas ver la misma cara que hace un año sólo sabrás que estoy detrás. Porque todo puede haber cambiado. Puede que sí, puede que no. La búsqueda de los seres que nos rodean todos los días es la más difícil. Nunca sabes lo que piensan, nunca sabes lo que sienten, nunca sabes si se ríen cuando giras la cabeza.

Contradicciones absurdas como un samba alemana o una sardana portuguesa. Sinsentidos terroristas del amor inexistente de la nochevieja del año 88 cuando aún no existía. Corazones que necesitan un motor a gasolina.

Rabia. Mucha rabia. Querer gritar y no poder hacerlo. La vida urbana es un vasallaje encubierto al asfalto, al hormigón y a los ladrillos de gomaespuma compresible para que los bebés que aún no saben como funciona esto puedan llegar a ver que el diez no existe.

Borrachera insoportable de sobriedad.

Los padres no existen... son los reyes...

lunes, 3 de mayo de 2010

Océanos incompletos


Sentir como llega el océano a llenar toda la habitación en la que vivo. Verme buceando casi inerte en el espacio en que solía vivir. La música hay veces que viola mi alma y otras veces es el silencio... Me acompañan pero de aquella manera tan sumamente especial que les caracteriza.

Empiezo a escribir, y lo hago por necesidad. Los de mi alrededor no me leen, en realidad tampoco quiero, pero a la misma vez me entristece que no lo hagan, que no quieran llegar a conocer mi lado oscuro. ¿Tienen miedo? ¿De qué? ¿De un ser que a veces no resiste las cargas existenciales aplicadas en un nudo, el nudo de la garganta? Yo no soy este ser y sí lo soy. Quizás sea una especie de esquizofrenia que se niega a ser tratada por el orgullo leonado de mi ser.

En realidad mi problema es que no me hago las preguntas exactas. En realidad no tienen miedo de conocerme, es que no les interesa. Pero es tan triste... que no me gusta.

No me gusta hablar mal de los demás, sobretodo habiendo excepciones a esa regla. Pero no me gusta verme en un mundo que me hace subdividirme en otros muchos mundos... y cuando llega el momento de hablar de mí la gente huye espantada por una complejidad demasiado dura para un ser que hasta entonces sonreía. Todos saben cual es mi problema, yo mismo lo sé, pero que no me hablen demasiado de lo que tienen y yo no porque quizás puede ponerme a llorar y claro, en ese momento, habrán de correr.

Mi habitación cada vez está más húmeda. ¿Es la lluvia? No, son las lágrimas. Caen dispuestas al suicidio por mí, para que cuando cese el llanto pueda hayarme un tanto mejor. Aunque lo que no saben es que fue en vano...

De todas maneras gracias a las excepciones por hacerme sentir que mis lágrimas, de esta época sensible mía, no son lágrimas de locura sino de vida... y que, por ende, el suicidio de las gotitas de agua salada por mí creadas quizás cumplen una secreta misión en la búsqueda de lo que no se tiene y se ansía... En la búsqueda del incompleto océano de la felicidad.