¿Dónde has entrado?

Acabas de entrar a un extraño mundo, donde el discernimiento humano escribe con una extraña pluma. Mi teclado es rodeado por mi locura en un extraño halo que no puedo alcanzar a definir y cuando se mezcla con algunos profundos sentimientos... da este blog como resultado.

jueves, 30 de agosto de 2007

Amargura

El sonido amargo del teclado de mi ordenador contrasta con el silencio, con el profundo silencio que hay atado a mi cuerpo, a mi ser. Ojos tristes, y no sólo ellos. Ellos sólo son el triste reflejo de la triste tristeza que hoy irradio, poseo y tengo.

Puertas, ventanas y paredes que se irguen en altas murallas con diminutos agujeros por los que escapar que cada vez se empequeñecen más y más. Personas que se alejan poco a poco por la gran vía sin mirar hacia atrás, sin mirarme. Sensaciones que no sé porqué, llegan a mí. No hay razón, no hay razones, sólo hay tristeza, sólo existe ese dolorido sentir cada vez más profundo que espero poder estirpar sin cicatriz alguna dejar.

Luna llena, lobos que aullan, mis lobos, aquellos que creía amaestrados en mi interior, calmados, pero su naturaleza les hace aullar y quebrantar mi ser en pedazos más y más chicos cual botella de cristal estampada contra el suelo en un momento de sentimental borrachera. Y es que no hay ninguna bebida alcoholica con más graduación que la tristeza en conjunción con la más sutil de las locuras destiladas en el polígono industrial de la amargura.

jueves, 16 de agosto de 2007

Sentimental manicomio


Hay tantas cosas de mí que no entiendo, que a veces parezco más loco que cuerdo. Pero, ¿qué es la locura? ¿Un intento de escapar de sensaciones que no entendemos? ¿Un mundo que nosotros mismos hemos creado? No lo sé y me crea cierta ansiedad el llegar un día a saberlo, no vayan a encerrarme un día en el manicomio de los sentimientos, donde nadie entienda lo que me bulle por dentro y a quien pretenda explicarlo me trate como un fugaz loco del que llegado un momento poder deshacerse.

Quizá deba a empezar a alejarme de muchos de mis mundos y conformar un mundano mundo donde dar rienda suelta a mi locura, a un mundo mío propio, en el que sólo deje entrar a ciertos elegidos que puedan contarse con menos dedos de los que tiene una sola mano.

Ahora mismo me siento perdido, descolocado, con ganas de volver a huir cobardemente. No sé porqué o quizá muy dentro de mí sí que lo sé.

Es duro ver que algo ha cambiado para que precisamente nada cambie.

Puede ser que el fondo de mi corazón sí que ansíe ser encerrado en un manicomio sentimental compartido con esa media naranja que todos buscamos, para que así todo lo demás me dé un poquito igual.

martes, 14 de agosto de 2007

Salté


Salté a esa piscina, sin miedo. No sabía si estaba llena o vacía, pero salté. No sabía si era profunda o no, pero salté. No sabía si quería de verdad saltar, pero salté. No sabía si era en realidad un charco o la extensa mar océana y aún así salté.

Me gustaría haber mirado abajo o arriba pero un cortina rodeaba mi ser, mi existencia. Era mi deber saltar, ultimar ese plan que me permitiera zafarme de una realidad que me atenazaba con oscuros y solitarios pensamientos.


Salté y noté el agua a mi alrededor. En lo que parecieron segundos el agua de positivismo que hacia tiempo que no me rodeaba lo hizo y aunque aún noto partes de mí resecas y tristes no es nada comparado con aquello, con todo aquello que hubo antes de ese salto a lo desconocido.


Huí sin saber muy bien a donde ni porqué y me salió bien. Renació aquella parte de mi que se había agazapado en un pequeño rincón de la existencia humana, que se había escondido detrás de un molécula de aire.


No sabía que debía empezar a contar en años lo que ahora tengo y me ha hecho cambiar. Pero he de seguir luchando para que llegue un día que el agua de esa piscina recubra mi sincero ser en un completo nudismo existencial.