Empalmando noches y días en la inmensa vorágine del tiempo. Sin que importe el sueño, o importando poco. Obligándome a un insomnio inducido. Invento mi días con raros destellos de luz y mucho de seguir la corriente vital.
Me encuentro en medio del estadio de mi vida, conozco a los que se sientan en la primera fila de butacas y a los que juegan conmigo el partido. Pero más allá hay vida, me repito. Aunque a veces, un conformismo recalcitrante nos arrastra hacia posiciones de quietud, de no avanzar, donde nos llena la sensación de malgasto del intangible bien temporal al que no influye otro bien más temporal, como la oscura plata surgida de los ataques epilépticos de la madre tierra.
Miro alrededor en el estadio mientras me pongo las gafas del sentimiento que puebla todo corazón humano. Apenas veo con claridad a algunos de los que juegan conmigo, los que abrieron su corazón y volcaron en mi mente la clave binaria de algunos de los archivos encriptados al hacer la raíz cuadrada de sentimientos oscuros y bellos mezclados con la extraña batidora de las vivencias humanas contradictorias.
Y algún día, un árbitro al que no veo, parará el juego. Y no sé si veré o me quedaré ciego, mudo y sordo oliendo lo que no puedo tocar.
Alguien dijo alguna vez que la vida es sueño pero también soñar es vida. Y quiero soñarte en mi estadio, a pesar de que estás en el alargado paraíso que está un poco más al sur.
Me encuentro en medio del estadio de mi vida, conozco a los que se sientan en la primera fila de butacas y a los que juegan conmigo el partido. Pero más allá hay vida, me repito. Aunque a veces, un conformismo recalcitrante nos arrastra hacia posiciones de quietud, de no avanzar, donde nos llena la sensación de malgasto del intangible bien temporal al que no influye otro bien más temporal, como la oscura plata surgida de los ataques epilépticos de la madre tierra.
Miro alrededor en el estadio mientras me pongo las gafas del sentimiento que puebla todo corazón humano. Apenas veo con claridad a algunos de los que juegan conmigo, los que abrieron su corazón y volcaron en mi mente la clave binaria de algunos de los archivos encriptados al hacer la raíz cuadrada de sentimientos oscuros y bellos mezclados con la extraña batidora de las vivencias humanas contradictorias.
Y algún día, un árbitro al que no veo, parará el juego. Y no sé si veré o me quedaré ciego, mudo y sordo oliendo lo que no puedo tocar.
Alguien dijo alguna vez que la vida es sueño pero también soñar es vida. Y quiero soñarte en mi estadio, a pesar de que estás en el alargado paraíso que está un poco más al sur.
4 comentarios:
has pensado a cometer falta y autoexpulsarte del partido? podrias sentarte en la ultima fila de la grada y mirar que hay alrededor.
Hola Fran...
Esas gafas tuyas del sentimiento son muy especiales....
me encantan...
Soñar es muy lindo...
"Pobre no es el hombre cuyos sueños no se han realizado, sino aquél que nunca sueña".
Un fuerte abrazo.
"...la vida es sueño pero también soñar es vida..."
Soñar despierto es uno de los mejores impulsos que la vida nos regala para llegar allá donde queramos...sigue soñando...seguirás sintiendo...seguirás sonriendo...seguirás viviendo...
Besitos de sueños!!
Paisano!!! ¿Y para cuándo vas a soñar conmigo? A ver... Mm...
Besos brujos!
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