
Un pasado cuya sombra se extiende más allá de donde creía, con repercusiones inesperadas, en momentos inesperados, angustiosos. Un pasado que agoniza pero que aún así sigue viviendo. No se puede vivir de las rentas del pasado, pero tampoco se puede sufrir por aquello que ya pasó. Pero pasó tantas veces y tan pocas veces fue cortado de raíz... que repercute. Esas palabras que me hacían salir de la normalidad... para introducirme en un mundo raro de soledad, en el que afortunadamente no me estanqué porque hay demasiadas personas en mi vida que merecen la pena, que me hacen sentir especial pero sólo porque todos en parte lo somos.
Pero aún así hay fantasmas que me roban el Carpe Diem de mis pensamientos para colocarlo momentáneamente lejos de mí. Pero siempre vuelve y espero que no haya día en que se aleje definitivamente de mí.
Fantasmas transparentes, incorpóreos, invisibles que sólo residen en el reino lunar de mi mente cansada de que entre el blanco y el negro haya toda una gama de grises, porque todo se complica. Pero... en parte, mejor.
1 comentario:
Es duro no poder enterrar los fantasmas del pasado. Aunque, son testimonios de lo que hemos vivido.
Causan un dolor agridulce...aunque puede llegar a ser del mas amargo de todos.
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