¿Dónde has entrado?

Acabas de entrar a un extraño mundo, donde el discernimiento humano escribe con una extraña pluma. Mi teclado es rodeado por mi locura en un extraño halo que no puedo alcanzar a definir y cuando se mezcla con algunos profundos sentimientos... da este blog como resultado.

miércoles, 11 de noviembre de 2009

Esperando la guillotina


Y de repente... todo volvió a ser como antes sin ser como en realidad era. Todo cambió o casi todo pero una extraña sensación sigue anclada en mi interior. Lo de siempre, eso que lleva ahí desde el Pleistoceno... y nunca se desgaja de mí. Lo único que verdaderamente ha cambiado es que cada vez pienso menos. Y no acabo de creerme que ello sea realmente bueno.

El tiempo y la soledad son dos variables que no podemos evitar. Por muchas personas que nos rodeen, por mucho que nos lleguen a querer o que nos voten incluso... nunca sabremos a ciencia cierta lo que piensa el otro y si es o no sincera la respuesta que se nos brinda. Además, si no nos conocemos ni a nosotros mismos, ¿cómo ansiamos conocer al prójimo si jamás llegaremos a entender cada uno de los impulsos y matices que le configuran como persona? Ello nos configura a cada uno como un ser único, irrepetible... pero también solitario.

Y el tiempo... ¿Qué podemos decir del tiempo? ¿Que es un tren que nunca para en ninguna estación? Sí, pero a la vez es un tren que nos hace cambiar por pura inercia vital. Para seguir disfrutando de todas las dimensiones que nos brinda el universo, aunque más de la mitad ni las conocemos.

Yo nunca suelo soñar por las noches. O más bien no recuerdo lo que sueño. Pero duermo, y si pudiera dormiría más en espera de ese fin que nunca llega pero siempre está ahí. Porque cada día soy más ateo, agnóstico o que poco creo... y para alguien así el único fin es la nada, la inexistencia cruel de la que nunca se habla. Así que, ya que no sueño, dormido mejor. A esperar y esperar. A que me alcance la guillotina que la cabeza me ha de cortar o que llegue de verdad algo que me deba revitalizar.

2 comentarios:

Marisa dijo...

Hola Fran...
Como siempre aquí estoy para acompañarte en este tren de ida, pero no de vuelta.
No hay que esperar a que te alcance la guillotina, más bien a que lleguen mejores tiempos, que llegarán estoy segura de ello.

PD;)Me alegro que vuelvas a escribir.

Un abrazo, amigo mío

MeTis dijo...

cada vez piensas menos?? enhorabuena!!! ya quisiera yo.

abrazo.