¿Dónde has entrado?

Acabas de entrar a un extraño mundo, donde el discernimiento humano escribe con una extraña pluma. Mi teclado es rodeado por mi locura en un extraño halo que no puedo alcanzar a definir y cuando se mezcla con algunos profundos sentimientos... da este blog como resultado.

jueves, 25 de enero de 2007

Estado de excepción en mis sentimientos



No es agobio lo que siento por dentro sino una tristeza superlativa. No sé lo que le pasa a mi corazón. Pero bueno... dicen que días malos los tiene cualquiera.

Vine a buscar algo que se me ha escapado, que se fue como arena entre mis manos. Como una luz tenue que ves que se aleja palmo a palmo. Y eso provoca en mí una extraña sensación de doloroso olvido de aquello que era tan mío y quizá desprecié por la premura del instante aquel. Hubieron cosas que no pensé demasiado en muchos instantes del pasado. El sólo sentir a veces engaña. Cuando ocultamos la razón humana aparecemos al día siguiente mordidos en mil y una partes de nuestro interior sin que, a veces, nadie tenga la culpa. Los sentimientos humanos y su reflejo, su sombra en la realidad: esos estados de ánimos que pasan desde la más alegre alegría a la más triste tristeza en cuestión de décimas de segundo...

En muchas ocasiones intenté despertar en mi vida un halo de amor. Aún lo sigo intentando... y aunque en incontables ocasiones parece que esa extraña cortina por fin me oculta, me encuentro con cortinas llenas de cientos de espinas... Y me las quito. No estoy aún preparado para ese masoquismo que es el amor. Depender de alguien puede ser bonito pero esa incertidumbre de no saber que le bulle por dentro, esas inseguridades inmaduras que mi ser aún mantiene... retrasan mi crecimiento como flor marchita hace tiempo que necesita una gota de néctar de esos sentimientos. Pero creo que nunca he movilizado a todos mis ejércitos para lograr conseguir esos sentimientos y siempre pienso que aún no es el momento de un estado de excepción en todo mi cuerpo a favor de desconocidas sensaciones que todo mi ser entero emocionen.

¿No será que mi corazón es acorazado por el acero más duro? ¿No seré un ser insensible cuyos sentimientos sólo son un invento que es traído por oscuros vientos? No lo sé. La incertidumbre corroe mi rostro hasta desfigurarlo en una tristeza que ni yo mismo entiendo. Pero pocas veces se deforma del todo con esos ácidos lacrimosos que a veces se derraman por mi cara. ¿Por qué no puedo descargar todo esto con lágrimas que no se queden dentro sino que salgan fuera a rasgarme la cara?

Me siento atado de pies y manos por cosas que no entiendo. Prejuicios de mí mismo delante del espejo. Odio tan pocas cosas en este mundo-infierno... que me gustaría odiar más para, por lo menos, tener ese sentimiento. Pero, a veces, no sé odiar como otras tantas, atestigüé, que tampoco sé amar.

No hay comentarios: